Esta sátira social de ALEX DE LA IGLESIA resulta una interesante película aunque de tono menor dentro de su esplendida filmografía. Hay humor negro claro, y referencias a la cultura pop, pero es una de las historias más serias de todas las pergeñadas por el director vasco. Aquí no existe el clima festivo, típico de su cine, pero hay buenas actuaciones, un decorado que funciona como metáfora de la tragedia humana y el circo mediático (todo ocurre en las ruinas de un anfiteatro romano) y un buen manejo de la tensión dramática, que redondean esta correcta producción, que merecía una oportunidad en las salas nacionales.