Es una película distinta de Alex de la Iglesia que comienza en el humor negro y termina en el drama, que apela a las críticas feroces sobre lo mediático y las exigencias del mundo actual pero que también quiere ir, sin lograrlo demasiado, por cierta ternura por un caso extremo. El de un hombre sin trabajo, un publicista que tiene un accidente por el cual no lo pueden mover sin poner en riesgo su vida, que aprovecha el revuelo de su caso para lograr dinero, con representante incluido.