Un cine de situaciones (crueles)
“Cada época se apodera de la condición humana y los enigmas se le proponen a su libertad a través de situaciones particulares. Antígona, en la tragedia de Sófocles, debe escoger entre la moral de la ciudad y la moral de la familia. Este dilema apenas tiene sentido hoy día. Pero nosotros tenemos nuestros problemas: el de los fines y los medios, el de la legitimidad de la violencia, el de las consecuencias de la acción, el de las relaciones del individuo con la sociedad, el de los proyectos individuales con las constantes históricas, y otros cientos más” Jean-Paul Sartre
En el artículo “Por un teatro de situación” (1947), el filósofo Jean-Paul Sartre decía que lo “moderno” en el teatro sería el compromiso (y la “libertad” de “decisión”) de los personajes: “es decir, la situación” . En La cinta blanca (Das weisse band), el director Michael Haneke, hace algo similar desde su planteo fílmico: poner “en situación”, a inicios del siglo XX, a una comunidad campesina, donde las violencias están legitimadas, y las acciones (de los adultos... pero también de los niños) tienen –tendrán en el devenir histórico- consecuencias.
La película (un trabajo que le demandó 10 años de investigación –y que se materializa en una impecable reconstrucción de época-), ganadora de la Palma de Oro de Cannes y nominada al Oscar en 2010 como “Mejor película extranjera”, transcurre en un pequeño pueblo del norte de Alemania, en 1913, hasta los inicios de la Primera Guerra Mundial. Allí veremos a las autoridades del pueblo (un médico, un pastor protestante, el Barón –un terrateniente-) imponerse, brutalmente, día a día a la nueva generación: a niños y niñas de entre 8 y 14 años. A los castigos y vejámenes que son el pan diario se sucederán accidentes y violencias de no se sabe quién (o quiénes). A la constante de opresión se le suma como breve historia “extra” la del romance del joven profesor del pueblo –otra autoridad, aunque en este caso benévola-, que a su vez relata, ya viejo, desde la voz en off, aquellos “extraños sucesos”.
Esta nueva obra de Haneke –que cuenta con más de una docena de producciones, entre las que se encuentran La profesora de piano y Caché- tiene excelentes actuaciones, tanto de adultos (Burghart Klaussner como el pastor; Christian Friedl como el maestro) como de niños. El hecho de haber aprovechado correctamente el blanco y negro (digital) realza la crudeza, al dar una atmósfera “histórica” al film.
Filósofo y psicólogo, Haneker es catalogado de maneras extremas: para muchos es un director frío y sin pasión; para otros, es un excelente –e “incómodo”- expositor de las miserias humanas. La “irresolución” de varios temas que hay en La cinta blanca se pueden entender desde su posicionamiento: “No hay nada que explicar. Mi principio siempre ha sido hacer preguntas, presentar situaciones muy precisas y contar una historia para que el espectador pueda buscar las respuestas por sí solo (…). Me esfuerzo mucho para obtener este resultado. Me parece que el arte debe hacer preguntas y no avanzar respuestas que siempre me parecen sospechosas, incluso peligrosas”.
Filmada “quirúrgicamente” (cada escena, línea de diálogo está concretada como si fuera una parte, un mecanismo fundamental de un aparato de precisión), La cinta blanca habla del mal que anida en el ser humano. Si bien se ha querido ver esta película como “la antesala del fascismo” (ya que los jóvenes protagonistas son/serán parte de la generación que, adulta, llevará al poder a Hitler, apoyando el nazismo) Haneker ha respondido que sin embargo esta lectura sería “muy fácil” y que él apunta, esencialmente, “a las raíces del mal”, a “la perversión de la especie humana”. Pese a ello, el notable, terrible desencanto en que nos sume la película –una especie de hipóstasis de la crueldad, la hipocresía y la corrupción- tiene causas muy bien identificadas en el film: la sociedad patriarcal (con las enormes injurias y dominios sobre las mujeres del pueblo), el dominio económico (la explotación de los campesinos a manos del Barón ) y la opresión religiosa (con el pastor que obliga a llevar a sus hijos la cinta blanca como “castigo” –aunque en realidad hay muchos otros- y recordatorio de la “pureza” a que deben aspirar).
En suma, La cinta blanca es una notable producción, fuerte e impactante . Una película que retrata la brutalidad de personajes e instituciones que vienen del medioevo, y fueron absorbidas por un capitalismo que, ya entonces, comenzaba a mostrar sus primeros síntomas de agotamiento histórico.
1 - http://www.la-ratonera.net/numero15...
2 - Quien trabajó también en Good Bye Lenin! y en El Lector.
3 - Haneker dijo “mi objetivo principal: provocar y remover las conciencias” (http://www.elpais.com/articulo/cult...).