"Creo que el arte debe generar preguntas y no afrecer respuestas, las cuales siempre me parecieron dudosas, por no decir peligrosas". Michale Haneke.
Después de ver un film como La cinta blanca del austríaco Michael Haneke no cabe la menor duda que: se merecía la Palma de Oro y cuantos premios queden por venir y de que Haneke puede entrar resueltamente en los top five de directores. Sin ánimos de exagerar, hablar de un film como este es casi imposible, se dificulta justamente porque como reza el epígrafe Haneke nos atrapa en una narración novelesca- se cansó de aclarar que el guión es original y no basado en una novela- que cosecha preguntas todo el tiempo, que está tan bien ambientada en esas impecables tomas en blanco y negro que el misterio, la rigidez, la tensión, la claustrofobia no nos deja quitar un segundo los ojos de la pantalla y nos mueve el cerebro constantemente sobre qué pasa, por qué pasa y cómo sucede. Imágenes impecables que sin necesidad del golpe bajo ni la insanía de la violencia explícita provoca más que cualquier otro perturbador recurso.
Blanco que te quiero blanco.
Una voz en off, perteneciente al maestro de escuela, nos cuenta los misteriosos hallazgos de personajes- en su mayoría niños- víctimas de castigos extremos. El misterio de cuáles son esas manos responsables de semejantes actos es el misterio que ronda a los habitantes, misterio cuya revelación se nos dará aludida en pequeños pero profundos diálogos, encubiertos en expresiones sagaces y acertadas, en actos aludidos con imágenes esbozadas pero a la vez puntuales. Es que finalmente llegamos a la clave del asunto, ese representado por la cinta blanca símbolo de la inocencia, de la pureza, de la nobleza de espíritu: ¿existe realmente el ser humano puro, noble e inocente?.
"Si inculcamos el principio de lo ideal, ya sea político o religioso, al estado de lo absoluto, se transforma en inhumano y nos lleva al terrorismo.(...) El film no es solo sobre el facismo lo cual sería una interpretación demasiado simplista desde que la historia transcurre en Alemania, sino sobre el modelo definitivo y universal del problema de los ideales corrompidos".
Haneke no deja de aprovechar el tema de cuán posible es la violencia en el ser humano, no deja de preguntarse qué la genera y porqué; y en La cinta blanca, creo-humildemente- que lo hace con una de sus mejores tesis cinematográficas. Aunque destaco, claro, ser una neófita aun de sus obras.
Cuando el cine es obra de arte.
Sin seguir indagando en los múltiples significados y alusiones del film para no tentarme en contar lo que arruinaría su visionado, quiero centrarme en la hechura general del film. Su ambientación del tardío siglo XIX y principios del XX es portentoso; no podría haberse filmado a color, sinceramente no. Es un recurso que nos coloca en el centro de la memoria, en la lejanía del documento testimonial de una época pasada y que como tal nos es narrada, no vivenciada; pero no por ello resulta fría y distante.
Haneke se pasó meses y meses investigando la época y las costumbres que están fantásticamente planteadas en la película. Todos y cada uno de los hábitos, rutinas y costumbres de aquellas décadas están retratadas con pulcritud y hasta diría exactitud. Trabajo que siguió en una meticulosa y detallada post-producción digital para quitar cualquier elemento que nos inste a pensar en una semejanza con la actual. El reparto, sobretodo de niños y aldeanos lo introdujo en un casting de más de 7000 infantes y en el recorrido de países como Rumania para dar con el aspecto físico y los rasgos típicos de aquel entonces, todo lo cual puede percibirse claramente en los personajes por ejemplo de Anna (Roxane Duran) y Martin (Leonard Proxauf), quizá los niños más sufridos de la historia. Un trabajo de dirección maravilloso que no deja en sombras a ninguno, sean estos profesionales o novatos.Christian Berger, director de fotografía y Anja Müller, en la dirección de arte son dos nombres que nunca se me van a olvidar. Sus labores hacen casi obligatorio una nominación al Oscar, mínimo. No creo haber visto este año una película tan magnífica en su realización. Tantas ovaciones de la que fue objeto y a las que tememos cuando visionamos un film que de inflado puede desilusionarnos, acá es pura razón de ser!.