David “Coco” Blaustein ostenta una ya extensa y exitosa carrera como documentalista en la que viene recorriendo temas políticos y sociales de nuestra actualidad. Títulos como “Cazadores de utopías”, “Botín de guerra” y “Hacer patria” dan prueba de ello.
Ya en su film precedente (“Porotos de soja”), que al igual que ahora “La cocina” fue codirigido por Osvaldo Daicich, se percibía su cercanía con el pensamiento político del gobierno actual, cosa que el director, con total honestidad y convencimiento, no procura ocultar en su nuevo “opus”.
En esta oportunidad se trata de la tan debatida Ley de Medios, cuya dificultosa aprobación fue conseguida hace dos años exactamente.
El comienzo puede desorientar a más de un espectador al estar ambientado en Neuquén en una pequeña emisora de radio de nombre Wiñelfe. Algún inadvertido hasta podría pensar que se trata de un nuevo film sobre una comunidad que como la mapuche ha sido tema recurrente, dicho esto no en sentido peyorativo, en los últimos años. Pero a poco andar se comprobará que lo que aquí se desea enfatizar es la importancia que tiene la libre expresión de ideas y el pluralismo de opiniones y que no estaba en el espíritu de las leyes anteriores, básicamente originadas durante las varias dictaduras que asolaron a nuestro país durante el siglo pasado.
El grueso del metraje de “La cocina” está referido al proceso de aprobación de la actual Ley de Medios y si bien se percibe que ambos directores no ocultan su simpatía con el presente gobierno (la persistente referencia al canal TN es testigo) han sabido dosificar las imágenes con amplia presencia de opiniones de opositores al mismo.
Desfilan, así entre otros, opositores tales como Patricia Bullrich, Ernesto Sanz, Oscar Aguad y Graciela Camaño, cuyas opiniones el documental registra y que se equilibran con figuras del kirchnerismo como Agustín Rossi, Eduardo Fellner o Felipe Boccoli. Y en el medio aparecen entre otros Claudio Lozano o Francisco Delich que, sin pertenecer al gobierno, apoyaron en su momento la aprobación del proyecto.
Sin esconder su filiación política, el documental constituye un valioso testigo de un debate que finalmente y luego de numerosas enmiendas (y suspensión de artículos) arribó a cristalizarse en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual actualmente vigente.