Una espera interminable
Este film argentino codirigido por Enrique Liporace, uno de los más destacados actores argentinos con una extensa trayectoria en cine, televisión, teatro y publicidad, y Ezequiel C. Inzaghi, realizador cinematográfico egresado de la Escuela Profesional de Cine de Eliseo Subiela, pretende abordar, partiendo de una premisa original, una fila de temas que de tan larga se bifurca y diluye en el camino.
La cola narra la historia de Félix Cayetano Gómez, un hombre que nace en la peregrinación al Santuario de San Cayetano, el Santo Patrono del Trabajo, y de grande subsistirá de aquello que argentina supo adoptar como parte de su cultura: hacer cola para todo. Así es como Félix sobrevivirá a base de fe, y haciendo la fila por los demás claro está.
Con un comienzo casi en tono de parodia de aquellos Noticieros Argentinos, donde vemos nacer al futuro colero, el relato ira proponiendo temas y personajes estereotipados a lo que se suman reiterativos sueños que (salvo al principio) mas que un aporte enriquecedor terminan siendo una interrupción del relato.
Con temas del presente pero con una estética y fotografía lavada que nos recuerda años pasados, el film va perdiendo interés y deambula entre los sueños y anécdotas de este argentino tipo, creyente, vago y optimista que habla mucho y hace poco.
La buena actuación de Awada y la exelente participación de A. Gasalla no alcanzan para sostener un relato signado por diálogos vulgares y redundantes (sobre todo el personaje de Mottola, casi una burla de pibe chorro que pareciera de otro relato), con un personaje femenino desaprovechado y una banda sonora que no deja silencio alguno y sobrecarga todos los espacios.
La cola parece emular aquel sentimiento del ultimo en la fila: comenzar con esperanza y fe de que la misma es corta y avanza rápido, descubriendo luego lo tedioso y aburrido de la espera.