Un señor que nació en la fila de espera de San Cayetano vive de hacer la cola por otros. Tiene un sueño: organizar a quienes laburan de lo mismo y, algún día, viajar a París donde vive su hija. Un film viejo, de esos que en los 80 nos hacían sufrir con “cómo somos los argentinos”, donde la comedia es grotesca y donde todo tiene un costado miserable que la vida -si la intención era “realista”- no posee jamás en dosis tan concentradas. Regodeo en la desgracia ajena.