Distintas situaciones se suceden en un edificio en los suburbios de una ciudad francesa que puede ser cualquiera.
Viven seres solitarios y extraños, ellos son: Sterkowitz (Gustave Kervern, “Aaltra”), hosco , tacaño y que se encuentra ubicado en el primer piso y se niega a pagar el ascensor, tiempo más tarde algo le sucede y circunstancialmente conoce a una enfermera (Valeria Bruni Tedeschi, “Munich”); Jeanne Meyer (Isabelle Huppert, “Elle”), una actriz en crisis y que entabla una relación con un joven adolescente Charly (Jules Benchetrit, el hijo del director en la vida real) que es su vecino del departamento de enfrente, que se encuentra solo, algo pasó con su familia; y un personaje bastante insólito por las circunstancias en que llega al lugar, es un astronauta americano John McKenzie (Michael Pitt, “Seven Psychopaths”) quien cae perdido en la casa de la cariñosa y fraternal Señora Hamida (Tassadit Mandi) una argelina que tiene su hijo en la cárcel.
Cada uno de estos personajes se destaca en esta historia coral, ellos son seres solitarios y a lo largo del film veremos sus desventuras y vivencias. Contiene diálogos ingeniosos, momentos alocados, gags visualmente divertidos y una pincelada de surrealismo.
El film bajo un ritmo pausado, nos presenta una crítica social, la falta de comunicación, el egoísmo, el no mirar a tu alrededor, la incomprensión, como te podes comunicar aunque no hablemos el mismo idioma, entre otros temas.