La Conferencia de Wannsee, en 1942, fue la conclusión biopolítica de las acciones de hostigamiento y persecución contra la población judía en Alemania y -con la guerra declarada- en gran parte del continente europeo. A pesar de ser uno de los momentos críticos de la historia del nazismo, la película del prolífico realizador alemán Matti Geschonneck es el tercer film sobre el ominoso acontecimiento y el único estrictamente pensado para ser exhibido cinematográficamente, ya que las restantes obras, La Conferencia de Wannsee (Die Wannseekonferenz, 1984) y La Conspiración (Conspiracy, 2001), son películas para la televisión, en el primer caso la TV alemana y en el segundo la inglesa y norteamericana.
El guión de Magnus Vattrodt y Paul Mommertz reconstruye la discusión y las conclusiones de la conferencia realizada por quince jerarcas nazis en los suburbios de Berlín en una mansión a orillas del lago Wannsee, en lo que hoy es un museo memorial del Holocausto, a partir de las notas y los protocolos encontrados en 1947 en el Ministerio de Relaciones de Exteriores que pretendían encontrar la Solución Final a la cuestión judía en Europa, material que fue utilizado como prueba en los Juicios de Nuremberg para la condena de diversos jerarcas nacionalsocialistas.
La película narra los pormenores de la conferencia organizada por uno de los representantes de los altos mandos de las SS, Reinhard Heydrich, a instancias de su superior, Hermann Göring, para comprender la participación de todos los involucrados en el exterminio de la población judía de Alemania y de los territorios ocupados de Europa. Las luchas de poder en el seno del Partido Nazi, las disputas legales y morales y las discusiones respecto de los datos técnicos son algunas de las cuestiones que el film de Geschonneck retrata con seriedad, severidad, serenidad y gran detalle.
La Conferencia es una coreografía dramática de actores experimentados que llevan a cabo sus papeles con precisión y armonía para retratar uno de los momentos más infames de la historia del Siglo XX. Tanto la dirección de Matti Geschonneck como las actuaciones de todo el elenco son brillantes, al igual que el guión basado en las transcripciones de la secretaria del criminal Adolf Eichmann, aquí interpretado por Johannes Allmayer.
Geschonneck intenta narrar lo inenarrable, lo incomprensible, cómo un puñado de personas pudo decidir sobre el destino de millones, cómo una camarilla pudo ser tan canalla de condenar a muerte a poblaciones enteras, con un estilo sobrio y realista que impacta, capaz de dejar al espectador sin palabras, prácticamente en estado de shock. Ver La Conferencia es una experiencia tan necesaria como desafiante, ya que durante todo el film los debates sobre cómo exterminar a la población judía de Europa dan escozor y retrotraen a un momento no tan lejano en el que esas cuestiones podían ser planteadas. Se podría argumentar que El Falsificador (Der Passfälscher, 2022) discute discursivamente con La Conferencia, planteando dos miradas sobre el mundo, la del hombre de Estado que cree a la razón de su lado y planifica una estrategia para eliminar a una población que considera su enemiga, impura, contaminante, y la de la víctima, que busca tácticas para escapar de la red tejida por el Estado para destruirlo.
La propia premisa del film, la reconstrucción de un acontecimiento histórico al pie de la letra basado en transcripciones de notas, supone que el entretenimiento será nulo, que incluso va a aburrir a los que no les interesa la temática, dado que el valor de la película esta representado por su interés histórico, por la reconstrucción de un momento traumático que debe ser recordado para que no se repita.
Lo que genera mayor interés de la obra es que la discusión que se lleva a cabo en la conferencia podría ser sobre cualquier otra cosa, ya que se realizan comentarios sobre cómo mejorar procesos, ahorrar recursos, impedir colapsos psicológicos por el estrés de las acciones a realizar y hasta cómo mejorar el ambiente laboral, situaciones que se podrían presentan en cualquier reunión en una empresa, una cooperativa, una dependencia estatal o hasta en un grupo de voluntarios haciendo una actividad ad honorem.
Desde todo punto de vista tanto los guionistas como el director buscan y logran generar una radiografía lo más nítida y objetiva posible, ofrecer un documento que no da demasiado lugar a las interpretaciones, una exposición del horror en toda su crudeza, una normalidad burocrática que podría repetirse. La Conferencia promueve la reflexión sobre la pregunta acerca de cómo las elites nacionales alemanas cayeron en los delirios antisemitas y cómo una sociedad entera se puede convertir en una organización retrógrada y reaccionaria que pretende apoyarse en supuestas tradiciones telúricas y de esta forma normalizar el horror.
El film de Geschonneck es un ejercicio de memoria insoslayable en tiempos de guerra e intolerancia como los actuales, con las teorías raciales nuevamente resurgiendo de las alcantarillas. Al igual que antes los enemigos de la libertad se disfrazan bajo los mantos de la misma libertad que minan para hacerse del control público y desatar nuevas represiones contra los que luchan por un concepto de libertad que parece alejarse a medida que el Estado y las corporaciones apuestan al caos para mejorar sus ganancias.