Construcción y destrucción
La ópera prima de Eduardo Gómez desarrolla con una estética expresionista la problemática de la explotación de la tierra por parte del hombre en Villa El Chocón, entre Río Negro y Neuquén, en Argentina, y en Orcoma, en la provincia de Capinota, Cochabamba, Bolivia.
A través de varios personajes vemos la historia de la apropiación del espacio, y con ella, la pérdida de la memoria colectiva mediante la destrucción de los restos fósiles existentes en el lugar. Por una lado, Juan Cuevas cuenta sus experiencias como obrero en la extracción de piedras y en la construcción de edificios en la ciudad. Por otra parte, los pueblos originarios cuyos cementerios fueron sepultados por el negocio inmobiliario de Barrios Privados, hablan de siglos de despojos. A su vez, un investigador de CONICET reflexiona sobre el tema mientras, por otra parte, un paleontólogo encuentra pequeños fósiles de animales que existieron junto a los dinosaurios.
La conquista de las ruinas (2020) está filmada en un estético blanco y negro y con una composición visual precisa, que da textura y expresividad a los territorios. De este modo, junto con el trabajo del enrarecido sonido, la película le otorga personalidad a los espacios, convirtiendo a los humanos en meros personajes secundarios.
El trabajo sobre el ambiente excede a esta coproducción entre Bolivia y Argentina, los despojados y damnificados por la extradición fueron retratados en varios documentales. De igual modo sucede con el (mal)cuidado del medio ambiente, el otro gran problema de nuestro tiempo. Pero el trabajo de Eduardo Gómez tiene la capacidad de recuperar todos esos temas y atravesarlos por la destrucción de las ruinas que, como el paleontólogo menciona, son indicios sobre nuestro pasado que la tierra nos entrega.