Gabriela Jaime cuenta que estaba en otro proyecto cuando accidentalmente dio con la historia de Alejandrina Barry, hija de Juan Alejandro y Susana, reconocidos militantes que fueron asesinados en un enfrentamiento producido en diciembre del 77 contra la fuerza entonces gobernante. Ella (Alejandrina) fue no sólo secuestrada, como sucedía con los niños de los militantes montoneros, sino que además, fue utilizada su historia, adulterada, y deliberadamente mentirosa, por una editorial local (Atlántida) que colaboró con esa estrategia de descrédito a través de la publicación en varias de sus revistas locales (Gente, Para Tí, magazines que vendían muchísimo en esa época).
Contaron que sus padres, terroristas, habían la habían abandonado.
A todo periodista, le cuesta, "La construcción...". Esa vieja leyenda que dice que hay libertad de empresa y no de prensa, retumba en nuestras sienes cuando comienza a proyectarse este documental. Y más que eso, cuando la prensa opera en conjunto con las fuerzas militares (o gobernantes, en la actualidad donde no hay fuerzas armadas en el poder), para socavar la verdad y persuadir a la opinión pública de algo que no es, la cuestión indigna. Pero no son (y no es mi intención justificar) cuestiones modificables. Son. Se puede denunciarlas, intentar esclarecerlas, rebatirlas. Pero existen. Poseen una fuerza tremenda. El cuarto poder, usado en las manos equivocadas, asusta.
El documental de Jaime tiene dos aristas importantes. Por un lado se ocupa de reconstruir el hecho objetivo de enmarcar aquel enfrentamiento donde fueron secuestrados en Uruguay diez militantes y 5 niñas en un operativo conjunto del proceso a ámbos lados del Río de la Plata. Los detenidos tuvieron distinto y dispar destino. Algunos fueron enviados a la ESMA, otros tuvieron distinta suerte. Hay testimonios que reconstruyen cómo fue ese evento y sus consecuencias, dentro del marco político de su tiempo.
Aunque lo más interesante del trabajo de la directora, es la búsqueda y exhibición de material gráfico y audiovisual de momentos donde el periodismo y la dictadura, trabajaban cuerpo a cuerpo en la construcción de una historia oscura, que no tenía nada que ver con la realidad que nuestra sociedad atravesaba.
Ciertamente, una trama que tenía aristas peligrosas, donde una editorial (entre otras porque no ha sido la única, por cierto) aportaba herramientas para llevar adelante las estrategias tramadas por las conducciones de las AP (Acción Psicológica) de las FFAA, organismos dedicados al control de la información a la que accedía el pueblo, en esos años.
"La construcción del enemigo" muestra como se puede desacreditar y destruir la memoria, con pocos elementos. Reflexiona sobre la responsabilidad del periodismo en tiempos adversos a la democracia y rescata la figura de una mujer (Alejandrina) quien lucha por hacer conocer su historia, como medio para tomar conciencia del poderoso valor de la palabra, cuando está unida a la verdad. Desde esta semana, a tenerlo en cuenta y como siempre, en el Espacio INCAA Gaumont de Congreso.