Darin, Fonzi, Rivas y Romano están excelentes. El diseño de arte, locaciones, fotografía impactan. Pero el guión de La cordillera, pese al talento de Mitre como director, subraya escándalos políticos que no son tales, quiere dar cuenta de tensiones políticas más bien obvias o previsibles, y juega con lo onírico sin un resultado demasiado efectivo.
Todo lo que promete al inicio, lo visual y lo actoral, tiene poco sustento dramático. Una cordillera de la cual se habla con mayor ímpetu del que, creo, merece el guión.