El amor como una fachada
El mundo parece sonreírle a Felipe Mentor. Su empresa está pasando por un muy buen momento y está felizmente casado. Sin embargo, la realidad de su vida es muy distinta de lo que aparenta. ¿Cuál es el secreto de este hombre serio, impávido frente a los problemas de sus empleados y siempre dispuesto a hacerse respetar a fuerza de rigor? El secreto es que su mujer, a la que ama apasionadamente, es una prostituta que, a través de una misteriosa corporación, aceptó compartir con él los placeres conyugales. Felipe desea tener un hijo, pero el contrato que lo liga a ella no lo permite; por ello los jefes de esa corporación lo intiman a dejarla y cambiarla por otra.
El director y guionista Fabián Forte supo entretejer con astucia esta maraña plena de secretos, amores frustrados y cotidianos peligros. El personaje central (un excelente trabajo de Osmar Núñez) intentará romper el extraño convenio, pero es vigilado por los responsables de la corporación. La vida de Felipe se va desmoronando, enfrentado a una realidad violenta y miserable, que desembocará en un insólito final.
El realizador contó para dar la fuerza requerida a su obra con un equipo técnico de gran calidad y de un elenco en el que, además de Núñez, logran lucirse Moro Anghilleri, Sergio Boris, Karina K y, en papeles menores, pero no exentos de importancia, Federico Luppi y Juan Palomino. La corporación queda, pues, como una pequeña perla en la cinematografía local, tan necesitada de buenos guiones y de ideas originales.