Una intriga que se vuelve obvia
Una sociedad probablemente futura se rige por contratos corporativos que rigen las relaciones afectivas por contratos que deben ser cumplidos rigurosamente. Este es el planteo de "La corporación" y, si bien la idea no deja de tener originalidad, su desarrollo se queda corto para un largometraje. Es el típico caso de una historia que podria desarrollarse para un formato de serie fantástica tipo "Dimensión desconocida" pero que en una hora y media difícilmente pueda interesar mucho una vez que el guión rompe el hermetismo y el espectador ya entiende de qué va el asunto.
Por eso ya antes de la mitad del film las cosas se vuelven un tanto obvias y repetitivas, e incluso más de una situación luce estirada.
En lo formal, hay correccion técnica y algunas puestas imaginativas, pero tal como está planteada la historia tampoco hay mucho lugar para el vuelo visual. El que realmente sostiene la película es el protagonista casi absoluto, Osmar Núñez, que está prácticamente en todas las escenas y logra volver convincente su personaje de hombre importante, agobiado por la insatisfacción que le provoca el yugo de la Corporación.
Moro Anghileri se luce en algunas escenas, aunque los dos papeles que interpreta están más desdibujados en el guión.
Hay una escena que devuelve a Federico Luppi al cine, en un papel que curiosamente es opuesto al que solia interpretar en las producciones de Aries o en los films de Adolfo Aristarain.
En el futuro, cuando la pasen por el cable, quizá alguien se confunda esta película con una obra maestra de Costa-Gavras que lleva el mismo título, lo que probablemente sea toda una decepción.