Apariencias que engañan
En competencia argentina en el 27 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, La Corporación (2012) de Fabián Forte presenta un guión ingenioso, acerca de la relación de consumo adquirida por la clase alta con los sentimientos, pero no a través del drama sino de un atractivo thriller fantástico.
Felipe (Osmar Núñez) es un empresario obsesivo y meticuloso tanto en su vida profesional como privada. El tipo cuida su apariencia con un nivel de perfección extremo. Su mujer (Moro Anghileri) tiene que repetir textos que él anhela escuchar de boca de ella. Tal individualismo llevado al límite, plantea la existencia de una “corporación” encargada de brindarle a las clases sociales altas, el “servicio” de relaciones sentimentales perfectas. Pero llegará un punto en el que Felipe no pueda controlar sus impulsos y querrá atravesar esa relación de apariencias que mantiene con su esposa, metiéndose en más de un problema.
Forte construye un film cuya trama funciona de metáfora: la aparente felicidad de la clase alta digitada por una compañía. Una idea magistralmente representada por un guión fantástico que funciona a la perfección. La parte ficticia (la empresa que concede deseos por contrato) genera la reflexión acerca de las consecuencias de lo deseado, y a quien sometemos con nuestros anhelos. Un tema interesante muy bien planteado por la película.
Para que el cine trasmita una idea, primero tiene que estar bien realizado, pensado y desarrollado. Y La Corporación es uno de ésos casos. De impecable factura técnica, en donde entra el diseño de cámara, sonido, fotografía, escenografía, y también las actuaciones: Osmar Núñez da a la perfección con ese hombre insensiblemente obsesivo de apariencia exitosa aunque depresivo e infeliz que representa. Sus gestos son medidos y su expresión va mutando con el transcurso de la trama.
Y si de representación hablamos, la película también aporta un juego al respecto. Si un film es en sí mismo una representación de la realidad, La Corporación temática y formalmente expone dicha apariencia al representar sobre el escenario de un teatro la puesta en escena de la vida cotidiana del empresario para que él –consumidor- adquiera o deseche una esposa más adecuada a sus gustos. Del mismo modo, en el espacio cotidiano de su hogar, se representa la vida feliz que el cliente contrató y guionó para que su mujer reproduzca.
Una película conceptualmente sugestiva en su crítica profunda a las formas de manipulación social de las que todos, de una u otra, formamos parte.