Hay infinitas películas sobre lo que García Márquez llamó el mejor oficio del mundo. El periodismo, si se lleva a cabo de la mejor de las maneras, puede llegar a ser un arte. No hay blancos y negros para el periodismo: los individuos que lo ejercen son beneficiaros de cierta libertad, siempre dentro de diferentes parámetros, claro está. Lo que es cierto, es que no es fácil hacer una buena película sobre periodismo. ‘The French Dispatch’, por ejemplo, intenta ser una de ellas.
La nueva película de Wes Anderson retrata el oficio del periodista. Más específicamente, del antiguo periodista. De un trabajador que tenía que salir a la calle para encontrarse con la realidad y que era capaz de retratarla sin dificultades algunas. Del escritor que llevaba su libreta y su lapicera a todos lados. Del que necesitaba de una máquina de escribir, su memoria y su experiencia. Otra cosa es que lo intente y no le salga.
Wes Anderson lo hizo de nuevo. Creó un universo más donde habitan personajes excéntricos, sobreactuados e insulsos. Un universo donde ellos se desenvuelven con pasos milimétricamente pensados por el director. Se trata, además, de un universo donde el encuadre es lo más importante, donde se entiende a la pantalla como un todo que debe ser rellenado con información. Es decir, si, Wes Anderson lo hizo de nuevo.
Otra película igual. Pero con diferente historia. Esta vez, se retratan los sucesos pertenecientes al desarrollo de la revista ‘The French Dispatch’, y a una edición en particular. La película se divide, en cada artículo que sus periodistas escriben para su publicación. Diferentes relatos, que poseen nula similitud entre ellos y que cumplen con la marca autoral de su director.
Es por esta división de tramas por la que es difícil encontrarle un tono específico al filme. Resulta complicado caracterizarla, pero se termina entendiendo que cada acción y cada momento forma parte de un todo. Este todo es una edición más de la revista. Para describirla de cierta manera de una forma global, se podría decir que ‘The French Dispatch’ carece de espíritu. Parece una historia que no tiene ganas de ser contada.
Es decir, se puede valorar y entender que se trata de una propuesta interesante en general, pero que termina siendo indebidamente ejecutada. El inicio y el primer acto triunfan en cuanto a narrativa, ritmo e historia. Pero se puede notar en el resto de la película cómo ésta decae infinitamente y no realza nunca. Las acciones pasan tan rápido que hasta podría llegar a tomar trabajo seguirle el hilo.
Uno de los mayores problemas de ‘The French Dispatch’ son sus personajes. Tanto todos ellos como la película en general, cumple con los estándares de un largometraje filmado por Wes Anderson. Contando con semejante elenco, repleto de estrellas (consagradas y en ascenso) y de excelentes intérpretes, ninguno de los personajes llega a tomar la fuerza que se necesita. Al espectador no le interesan en absoluto las personas creadas por Anderson.
El cast es excelente, pero también tiene sus falencias. Ya vendría siendo hora de que Timothée Chalamet cambie de papel, por lo menos en alguna película. Pero ese es otro tema. Lo importante es que es hasta imposible empatizar con alguno de los personajes del filme. ‘The French Dispatch’ es eso. Una película que defrauda la mayoría del tiempo, que cansa a la vista y que parece que su director la haya hecho únicamente para él. Decepcionante e insulsa.