Vale por sus detalles originales rumanos
Uno de los climax del film transcurre durante una antigua ceremonia campestre que el conserje de un hotel define como una especie de Halloween rumano. Hay gente con máscaras horribles y malas vibraciones que sirven para recomendar al turista a que elija alguna otra fiesta popular, tipo el Día de los enamorados rumanos. Esta coproducción con Rumania que asegura contar los pormenores de un exorcismo real que culminó en la crucifixión de una monja presuntamente poseída tiene a su favor la presencia de locaciones rumanas atractivas, que le dan un plus a una película irregular.
El principal problema es que la trama sobre una periodista neoyorquina tan fascinada por el caso de la monja crucificada viajar a cubrir la historia a Rumania no es la mejor manera de enfocar el tema. Si bien el director intenta darle clima terrorífico, hay que esperar a la mitad de la proyección para que la acción sobrenatural comience en serio. Ahí las cosas mejoran como para que este producto mediano califique como visible, especialmente por sus detalles originales rumanos.