Foto de familia
Una chacra de familia. Un espacio, donde Elena, la madre, no permite el uso de celulares ni de internet. Jorge, el padre que quiere comunicarle a sus cuatro hijos que se ha jubilado. Un matrimonio de más de treinta años que está frente a una serie de cambios. Este es el punto de partida de La culpa del cordero, una realización uruguaya de Gabriel Drak que espía con interesante clima el aparente orden familiar que se va desmoronando con el correr de los minutos.
Con el cordero a la parrilla, los cuatro hijos llegan a la estancia para compartir con sus padres este día tan especial, pero ninguno imagina que se pondrán sobre la mesa secretos que no tienen marcha atrás.
El film alcanza su pico de tensión a la hora de metraje donde convergen varios conflictos, infidelidades, encuentros sexuales y charlas sobre la crisis económica. Un almuerzo donde también se cocinan lentamente rivalidades, reproches y donde todos los comensales están de una u otra manera involucrados.
El patriarca, cómodamente instalado a la mesa, comiendo como si nada pasara, se convierte en una suerte de inquisidor que irá sacando secretos a la luz ante la mirada atónita de su mujer. No se trata de un almuerzo más, es un retrato crepuscular sobre las relaciones. Una simple foto de familia.