A fuego lento
La culpa del cordero (2012) es un drama familiar. Inspirada quizás en La celebración (Festen, 1998) intenta ser cínica y contemporánea pero no trasciende el cliché ni consigue profundizar en la sicología de los personajes ni en sus conflictos. Tampoco aporta nuevas reflexiones o perspectivas sobre el entramado familiar burgués o las relaciones que lo entablan. Además, peca por ser demasiado dramática al límite de resultar "telenovelesca".
Un padre reúne a sus cuatro hijos en la chacra familiar para hacerles un anuncio. Mientras el cordero está al fuego la tarde se sucede combinando revelaciones, reproches e intrigas familiares.
Una película que cae en varios lugares comunes y parece subestimar al espectador poniendo en evidencia y en el decir de los personajes muchas cuestiones que, si quizás fueran más sutiles o aparecieran entrelíneas, dotarían a quién mira de alguna buena razón para seguir atento intentando completar ciertas cuestiones de la trama.
Tecnicamente muy prolija, La culpa del cordero tiene una propuesta formal y de puesta en escena canónica con una cámara "invisible" que nunca se interpone entre el espectador y la historia. Con actuaciones discretas, es llevadera y dinámica. Por momentos se vuelve irritante ya que los personajes comienzan a comportarse como tipos ideales más que como seres humanos conflictivos y contradictorios.
A fuego lento la intriga y las expectativas iniciales se van carbonizando, cocinando y cristalizándose en un final previsible. Poco original y muy concluyente, nada parece haberse modificado en esa familia pequeña burguesa uruguaya después de aquella tarde de revelaciones y forzados sinceramientos.