Un sólido guión eje clave de un tratamiento infrecuente
Desde Dinamarca llega esta ópera prima de Gustav Möller. Una producción chica, ubicada en un espacio reducido, protagonizada por un solo actor, donde, prácticamente, no hay acción física, sólo gestual, porque aquí lo realmente importante son los diálogos y los audios telefónicos. Con estos escasos elementos y un gran guión, se describe el trabajo de un oficial de policía, Asger (Jakob Cedergren), que, al estar suspendido en sus funciones hasta que la justicia resuelva su situación, e impedido de recorrer las calles, fue destinado a atender telefónicamente el servicio de la central de emergencias. Una tarea difícil, estresante, que requiere tener la paciencia y los nervios de acero para tratar cada caso del mismo modo.
En eso está Asger durante una noche, cuando recibe el llamado de una mujer que afirma estar secuestrada por un hombre y la llevan dentro de un vehículo. Encerrado en una pequeña oficina, con una computadora y un teléfono, intentará ayudarla.
Aquí, lo valioso es el fuera de campo, lo que sucede del otro lado de la línea. Los sonidos y las charlas con la víctima, como así también con las otras personas que trabajan dentro de esa dependencia policial, generan sencillamente un buen relato con mínimos recursos.
El ritmo se mantiene a lo largo del todo el film. No da respiro, como tampoco lo tiene el protagonista. Él, que es un hombre de acción, debe atenerse a los protocolos establecidos para estos casos y se siente incapaz de solucionarlo sentado en una silla giratoria mientras mira una pantalla.
La angustia crece. Mucho más cuando la comunicación se corta y los silencios son eternos. La tensión está muy bien equilibrada, en dosis exactas para no saturar y poder acompañar los sentimientos del policía.
No lo pretendía, pero Asger se involucró demasiado en la historia. Ante cada giro inesperado que da la narración, él está cada vez más comprometido.
Seguramente lo que le sucede en su vida personal y laboral influye, y mucho, en tomar esta actitud que lo afecta enormemente. Cómo este caso que le dejará varias enseñanzas para el futuro. Especialmente el de agudizar los sentidos y no confiar ciegamente en lo que le cuentan o su intuición policíaca percibe