Asger Holm es un oficial de policía que fue suspendido temporalmente de sus funciones y reasignado como operador del servicio de emergencias de Copenhague. Un día antes de afrontar un juicio para volver a patrullar las calles, recibe la extraña llamada de una mujer que fue secuestrada. Es así como el protagonista tratará de ayudarla por sus propios medios, mientras que tendrá que enfrentarse a sus demonios internos.
“La Culpa”, ópera prima danesa del director sueco Gustav Möller, nos presenta un thriller intenso, que se sustenta por su austera ambientación acotada a una sola locación, la sólida interpretación de su protagonista que se encuentra todo el tiempo en pantalla y la narración en tiempo real. Esto genera un clima más inquietante, desesperante y ágil, que va creciendo con el correr del relato, hasta llegar a un último giro narrativo sorprendente que le dará un nuevo sentido a la trama y que quedará resonando en la mente del espectador.
En primer lugar, tenemos que destacar la labor de Jakob Cedergren, quien como mencionábamos, es un protagonista que está en escena durante toda la película. Casi no vemos a ningún otro personaje, y quienes aparecen en pantalla no tienen peso propio o mayor desarrollo individual, sino que intervienen únicamente para entablar alguna conversación con Asger. Asimismo, el director realiza muchos planos cortos hacia sus gestos y miradas (únicos recursos que tiene el intérprete para actuar, ya que no suele moverse de un asiento, es decir, que su cuerpo casi no lo usa), acrecentando la desesperación del protagonista y de la nuestra.
Esto quiere decir que todo lo que sucede alrededor de Asger lo escuchamos solamente a través del teléfono, su herramienta de trabajo. De esta forma tenemos un gran trabajo de sonido, ya que se replican las voces de los personajes y los ruidos de objetos importantes para la trama. Las grandes revelaciones ocurren fuera de la pantalla, brindándonos un recurso atractivo y diferente. También debemos subrayar la buena interpretación del resto del elenco, que con su voz logran transmitir distintas emociones según su rol, como angustia, desesperación o indiferencia, sin usar su cuerpo o gestos.
Pero además del asunto del secuestro, también tenemos la historia personal de protagonista, que profundiza sobre por qué está en este empleo y no en la calle como cualquier otro policía. Esta cuestión la iremos descubriendo poco a poco con el correr del film. Una subtrama interesante que se relaciona con la temática central y que le aporta una cuota de intimismo al relato.
En síntesis, “La Culpa” nos ofrece un thriller intenso que se beneficia de muchos de los recursos de su relato: una narración en tiempo real, un único protagonista al que vemos todo el tiempo mientras que al resto de los personajes solo los escuchamos, revelaciones fuera de pantalla, planos cortos, una sola locación y la mezcla de una historia policial con una personal. Un film distinto que atrapará a todo tipo de audiencia.