Gore Verbinski es un director con mejores ideas visuales que narrativas, aún cuando su estilo es más bien clásico. Sus mejores películas incluyen la posibilidad de torcer el tiempo y el espacio que inventó el cartoon. Pero a veces con eso no alcanza y la obligación de narrar, de crear una historia conspira contra su posibilidad de inventar momentos. Esta cura recuerda mucho a “La isla siniestra”, el film de Martin Scorsese: hay un hospital en Suiza donde es posible curarse de todo y ganar enorme salud; el protagonista va en busca de cierto ejecutivo cuyo rastro se ha perdido, y queda atrapado en una atmósfera glauca y misterios que crecen y se bifurcan un poco demasiado. El gusto creativo de Verbinski para crear momentos memorables contrasta con una historia a la que le faltan personajes carismáticos y le sobran minutos. El clima está, solo hace falta saber para qué.