La Cura Siniestra: La Dosis Equivocada.
Gore Verbinski deja las superproducciones por un rato, para dedicarse a esos relatos más pequeños e intimistas que mejor le sientan.
Al salir del cine luego de ver La Cura Siniestra, me comencé a preguntar: ¿Qué acabo de ver? No necesariamente porque la película sea demasiado compleja ni mucho menos sino porque el film presenta ciertas ambigüedades y cuestiones contradictorias que me desconcertaron a la hora de forjar una opinión sobre esta historia.
Empecemos por decir que A Cure For Wellness (título original de la obra) es un film regular. Un relato que arranca de forma prometedora y que luego va perdiendo fuerza y tornándose un poco predecible, extenso e inverosímil. Sin embargo, puedo decir que en cierto punto lo disfruté.
Gore Verbinski (La Llamada), quizás el único director que le encontró la vuelta a hacer una remake de una película de terror japonesa, vuelve al género que mejor le cae y nos trae este peculiar film que mezcla el terror con el thriller psicológico. No nos olvidemos que el director estuvo muy ocupado con la trilogía original de “Piratas del Caribe” y la fallida adaptación de “El Llanero Solitario”.
La película nos relata como un joven y ambicioso ejecutivo de empresa (Dane DeHaan) es enviado para traer de vuelta al CEO de su compañía, que se encuentra en un idílico pero misterioso “centro de bienestar”, situado en un lugar remoto de los Alpes suizos. El joven pronto sospecha que los tratamientos milagrosos del centro no son lo que parecen. Cuando empieza a desentrañar sus terribles secretos, su cordura será puesta a prueba, pues de repente se encontrará diagnosticado con la misma y curiosa enfermedad que mantiene allí a todos los huéspedes, deseosos de encontrar una cura.
La película nos recuerda un poco a La Isla Siniestra de Martin Scorsese donde se generaba cierta intriga alrededor del estado mental del personaje principal, pero el film de Verbinski se vuelca más al costado del terror y el extrañamiento generado por el entorno que rodea al protagonista.
Nos encontramos con una película bastante peculiar para los parámetros de la industria hollywoodense. Un film de terror con un elenco discreto en cuanto a popularidad, un gran presupuesto y con una extensa duración de 146 minutos. Las dos primeras características le juegan a favor pero la duración le termina jugando en contra.
La cura siniestra es una cinta que debería durar media hora o cuarenta minutos menos. Un film atrapante en su comienzo que se torna repetitivo y previsible por recursos utilizados por la propia narración o falencias en el guión que nos dan la posibilidad de prever o anticipar lo que sucederá a continuación. No obstante, obviando el detalle de que le sobran varios minutos, el relato es llevadero y se deja ver.
Lo interesante del film pasa por los climas que logra generar el director al igual que su manejo de la cámara y los puntos de vista. La fotografía de Bojan Bazelli, quien ya trabajo con Verbinski en La Llamada, logra generar una gama de colores fríos que enaltecen el misterio y el aire gótico del relato. La dirección de arte y el vestuario también son puntos fuertes del film que logran imprimirle una estética bien marcada a los escenarios.
Dane DeHaan hace un buen trabajo como el joven ejecutivo que deberá develar el misterio que gira alrededor del centro médico, y también lo acompañan muy bien Jason Isaacs (Lucius Malfoy en Harry Potter) como el adversario a derrotar y Mia Goth (Everest) como una extraña joven que lo ayudará a desentrañar el caso.
Con algunas secuencias que nos recuerdan al cine de Roger Corman y a la literatura de Edgar Allan Poe, La Cura Siniestra tiene toques surrealistas que pueden descolocar al espectador, ya que el pacto ficcional y tácito que se establece en un principio va cambiando de dirección hacia la conclusión del film.
En síntesis, “La Cura Siniestra” es una película que propone una trama interesante, misteriosa y oscura, con algunos planteos atractivos que se van diluyendo con el correr del tiempo. El film logra ser entretenido y disfrutable por momentos gracias al enorme esfuerzo de Gore Verbisnki, pero la larga duración deja ver con mayor detalle las lagunas del guión provocando cierta capacidad anticipatoria en el espectador tornando al relato en predecible.