Ascenso y caída de uno de los personajes más polémicos de Inglaterra.
Margaret Tatcher fue un ícono, eso es innegable. Fue la primera mujer que llegó al gobierno en Inglaterra y lo hizo sólo con su carisma y su fortaleza. También es cierto que su gobierno fue, objetivamente, uno de los más terribles que tuvo el país, dejando miles de desocupados, cerrando fábricas y, como si fuera poco, metiendose en una guerra con Argentina que, si bien ganó, le costó millones de libras y miles de vidas.
Al ver la película, nos sentamos sabiendo el final, y es que si bien la ex primer ministro aún vive, está derrotada. La dama de hierro nos presenta a una anciana con serios problemas psíquicos. Aún piensa que está en el gobierno, olvida cosas y tiene permanentes visiones de su marido muerto, que aparece para provocarla durante toda la película. Allí, desde lo más bajo y lo más triste, comienza a recordar sus años jovenes, cuando era la ayudante de su padre en el almacen. Más tarde llegaría la política y un lento y marcado ascenso a lo largo de los años que la llevaría hasta el mayor cargo.
Meryl Streep se pone al hombro prácticamente toda la película, dejando a los demás actores en un nivel secundario, o hasta terciario. Es verdad que Alexandra Roach, que interpreta a la Margaret joven, y Jim Broadbent, el marido-fantasma de la señora, tienen un importante destaque, pero desde el principio, el guión fue escrito solo para ella.
La directora Phyllida Lloyd hizo una película sin muchas sorpresas en cuanto a la narrativa. La dirección está bien y las imágenes de archivo que utiliza son interesantes, pero a primera vista no es nada demasiado distinto a lo que hizo Tom Hooper en El discurso del rey. De hecho, hay una escena en donde Margaret realiza entrenamiento vocal que parece calcada.
En definitiva, La dama de hierro es una muy buena película que no se casa con nadie. Porque los que algunos pueden ver como "la valentía de una mujer", otros lo verán como "la tozudez de una mujer". En donde algunos verán coraje, otros verán resentimiento; y así. Si les interesa la historia, y quieren dar un paseo en la trágica (porque, en el fondo, es trágica) vida de Tatcher, ésta es la mejor manera.