La dama oxidada
La señora Thatcher que parece tan naba y deshabrida de joven, llega con sus ambiciones a ser sobresaliente y única mujer en la bancada del parlamento británico con los años. Su fuerte conservadurismo, tan recalcitrante como discutido en su país traerá conflictos notorios como huelgas (se enfrenta a los sindicatos, provoca el cierre de minas, etc) y entra tantas malas hierbas el detallecito de la guerra de las Islas Malvinas con nuestro país, a propósito en un momento sostiene "Quienes se creen esa banda de asesinos y fascistas que gobierna Argentina..???" en opinión de la Junta miliatr que nos gobernara.
Pero el hilo del argumento en el filme de Phyllida Law -que quizás sea error de haber ubicado a esta directora (la misma del musical "Mamma Mía!")- va por el lado de la Mrs. Thatcher posterior, la de los últimos años, que ya es presa de su desvaríos, sus enfermedades y una decrepitud galopante, que entre otras cosas la hace creer en su locura que aún es la Primer Ministra o mantener continuas charlas con su marido muerto hace años. Acotemos que como una jugada de burlón humor el fantasma del esposo es mucho más vital que ella con vida.
La actuación de Meryl Streep es de la calidad interpretativa más alta, más calificada, ya no reviste sorpresa. Todo lo hace bien.
No existen palabras para marcar su talento y capacidad a la hora de meterse en la piel de cualquier personaje por más difícil que sea.
Ella es el filme, si hay que verla es para aplaudirla a ella, pero el guión deja gusto a poco, faltó algo más, quizás como dijimos una dirección más polenta.