La realizadora de Mamma Mia (!!!), Phyllida Lloyd, se dispuso a contarnos con una particular visión la historia de la controvertida figura de Margaret Thatcher, encarnada por la actriz ideal para ese rol: Meryl Streep, que justamente vendría a ser lo único que no decepciona en esta obra.
En un camino superpoblado de flashbacks y redundantes golpes bajos por doquier, Lloyd nos cuenta la vida de Margaret Thatcher desde sus comienzos como una simple hija de un político almacenero hasta sus 11 años al mando del Reino Unido, para finalizar en su actualidad que es donde redunda hasta el cansancio en demostrar la senilidad de la mencionada ex primera ministra.
Realmente si Lloyd quería hacer una biopic más positiva sobre Thatcher, creo que era imposible. Margaret Thatcher es una figura controvertida y abordarla desde el patetismo de la obsecuencia inglesa queriendo pintarla como una pobre viejecita senil de ojos vidriosos para luego ilustrarla por medio de numerosos flashbacks como una dura mandataria que hizo todo "por su nación" y que solo es interpelada por manifestantes agresivos o sindicalistas obtusos, me parece una asquerosidad y una falta de compromiso gigante con la historia. Por momentos hasta pareciera un film de propaganda sobre la primera ministra y el Partido Conservador del Reino Unido que gobernó desde 1979 hasta 1990. Aún peor es encontrar que en La Dama de Hierro se nos califica como matones e invasores a nuestras propias islas, algo totalmente carente de sentido común. Pero lo peor es que si dejamos de lado lo reaccionaria que puede ser para nosotros esta película y lo positiva que es con la protagonista, tampoco encontraremos algún elemento cinematográfico interesante ajeno a la excelente interpretación de Meryl Streep que salve el catastrófico resultado de esta cinta.
A lo largo de sus casi dos horas La Dama de Hierro no realiza una sola lectura negativa de la vida de Thatcher e incluso todas las palabras (redactadas por el guión de Abi Morgan) que se desprenden de la ex mandataria son discursos efectistas que solo buscan encumbrar aún más la figura de una persona que posee muchos grises y negros en su historia, y no solo blancos como nos quiere vender Lloyd. La única controversia que representa el film es cuando Thatcher deja atrás a sus hijos (la película lo muestra literalmente cuando ella se va con su auto y sus dos pequeños la persiguen) para ir a hacerse cargo de un Reino Unido en plena crisis, que en definitiva termina siendo polémico a medias tintas cuando analizamos que ella "dejó a su familia" por su país. Sin dudas hubiera sido mucho más atractivo, como hizo Clint Eastwood en J. Edgar, contar los hechos negativos y positivos y que cada una de las personas que asistiera a verla saque sus propias conclusiones de la figura expuesta.
Meryl Streep es una de las más grandes actrices de todos los tiempos y aquí, junto a Jim Broadbent, son lo mejor que tiene esta obra, aunque lamentablemente no llegan a salvarle el pellejo a la película propagandista a cargo de Lloyd.
La Dama de Hierro es una película de patética propaganda hacía su protagonista que solo merece un poco de atención por encontrar nuevamente a Meryl Streep en otra gran actuación.