La maldición de las secuelas
En el universo de las secuelas -y en particular las secuelas de terror- sucede todo el tiempo que nos topamos con producciones que cometen ciertos pecados que podrían calificarse como "mortales" al momento de dar vida a la continuación de algún film medianamente exitoso: no contar con ninguno de los personajes "conocidos" de la primer entrega, bajar el presupuesto de la producción confiando en el envión positivo de la anterior, reescribir sin fundamento algunas de las reglas que conforman la lógica interna, no expandir minimamente los elementos del universo creado, etc. En cierto punto y en mayor o menor medida todas estos pecados son cometidos en La dama de negro 2: El ángel de la muerte (The Woman in Black 2: Angel Of Death, 2014).
La Hammer Films es una mítica productora, que en las décadas del sesenta y setenta ha sabido llevar a la pantalla grande algunas de las películas del cine de terror más representativas de la época, con Peter Cushing y Christopher Lee como actores fetiche y estandartes de todo film de la compañía que involucrase vampiros, momias y cualquier otra criatura de la noche que se les ocurra. Después de un extenso letargo, la productora regresó hace un tiempo al ruedo con La dama de negro (The Woman in Black, 2012) un film de terror con tintes góticos protagonizado por Daniel Radcliffe -el eterno Harry Potter- que cuenta la historia de un espíritu vengador que se cobra la vida de inocentes niños en una mansión aislada de Inglaterra a modo de represalía por la muerte de su propio hijo a fines del Siglo XIX.
En esta continuación -que tiene lugar 40 años después de su antecesora- un grupo de niños y sus maestras buscan refugio en la antigua mansión sin conocer en absoluto la historia del lugar, como única alternativa de escape de una Londres bombardeada cruelmente por el ejercito Nazi en plena Segunda Guerra Mundial. Conforme se acomoden en la mansión, Eve Parkins (Phoebe Fox) - maestra a cargo- comenzará a descubrir el tormentoso pasado que pesa sobre el lugar, al mismo tiempo que el espectro en cuestión comenzará a hacer de las suyas con los infantes.
Decíamos que uno de los pecados que se suelen cometer a la hora de dar vida a secuelas es no expandir ni continuar desarrollando el universo creado. Y eso es exáctamente lo que sucede aquí, no adquirimos mayor información sobre la desgraciada Jennet Humpfrye -la dama de negro en cuestión- más allá de la expuesta en la primer entrega, o cuales son los límites de su poder como espíritu, como se la puede detener, qué quiere exactamente, etc. La historia nos enfrenta con una estrucutra narrativa practicamente calcada de la anterior, que para peor no ofrece los sobresaltos ni el giro dramático final de su antecesora. Trivia: es la primer secuela producida por Hammer desde Frankenstein and The Monster From Hell de 1974. Si, porque es una productora que solía sacar películas con títulos alucinantes como este.
Lo único diferente en esta secuela se plantea desde el marco histórico, que cambia la Inglaterra de fines del Siglo XIX por una Inglaterra que atraviesa su etapa más cruda durante la Segunda Guerra Mundial. Esto permite que el departamento de arte se luzca y logre una muy buena recreación de la época, manteniendo en alto los valores de producción que suelen destacar a la Hammer Films por sobre otras realizadoras de género. Se valoran este tipo de cuestiones pero todo es en vano con un relato poco original y falto de misterio.