Basada en arreglos de la obra original, que era una pieza teatro de la escritora británica Susan Hill (especializada en el género de terror), "La Mujer de Negro 2" parte de una estructura familiar de zonas de niebla, un pantano en una ciudad de la costa británica, una mansión abandonada y un fantasma vengativo cuya especialidad es matar niños, para vengarse por la pérdida del suyo.
Si bien la primera, “La Mujer de Negro” (1989 y 2012) carecía de originalidad, ésta fue compensada por una atmósfera densa y espeluznante, además de la voluntad del director de dejar que una gran parte de las secuencias carecieran de diálogo, permitiendo que el misterio ganara espacio en la conciencia del espectador. La segunda parte no sólo no es original, sino que es aburrida y con secuencias en que el guión se hunde en el cliché.
La narración comienza con la evacuación de un grupo de alumnos que viven en un internado destinado a niños de clase alta. Éstos son acompañados por su maestra Eva Parkins (Phoebe Fox) y Jean Hogg (Helen McCrory), su directora. Luego de algunas horas de viaje llegan a Crythin Gifford, un inquietante pueblo casi abandonado, presentado bajo una paleta monocromática, sostenida por tonos grises azulados.
Si en algún momento la autora pensó que su historia “La Mujer de Negro 2” fuera una alegoría de la guerra y sus horrores (toda su acción transcurre en la Segunda Guerra Mundial), en donde la presencia de la muerte es inevitable, el director Tom Harper se ocupó de desbaratar su idea al crear un filme de fantasmas convencional, en el cual no faltaron ni las luces parpadeantes, ni una mecedora chirriante, ni los aumentos repentinos de la partitura musical compuesta por acreditados compositores: Marco Beltrami, Marcus Trumpp y Brandon Roberts.
En esta segunda parte no faltan los escarceos amorosos entre Eva y Harry Burnstow camino a Marsh House, y que por casualidad debía establecerse en una cercana base para bombarderos, ni la envidia encubierta que Jean siente hacia la joven maestra.
Tal vez en estas secuencias se quiso dar a conocer algunos de los trucos que se utilizaron en la Segunda Guerra Mundial para distraer el enemigo, como: crear ciudades fantasmas o bases de cartón o puertos con gran cantidad de barcos creados con efectos ilusorios. Uno de los temas aún ocultos es la cantidad de magos que trabajaron en estos proyectos.
Si esa fue la intención,el espectador no la percibió y sólo guardó para sí una aburrida película, con estereotipadas actuaciones y la esperanza de que no hagan una tercera versión.