La Isla Siniestra
Debo reconocer que no esperaba demasiado de La Dama de Negro. Pero como amante del género del terror me fue imposible esquivar la parada. El género que nunca muere (y que muchas veces pareciera que fuera dirigido por verdaderos muertos) es uno de constantes decepciones pero que, en ocasiones, entrega productos más que dignos. Este es uno de esos casos.
Esta historia de un joven viudo y abogado (con un hijo de 4 años a su cargo) encuentra muchos puntos de contacto con la literatura de Edgar Allan Poe. Es que el deseo de muerte de su personaje principal es constante, no será la única referencia, el persistente recuerdo de su esposa muerta y el halo mortuorio que recorre todo ese pueblo es fundamental. Hasta la aparición de un cuervo resulta un guiño al escritor bostoniano. La temporalidad también se aplica, es un claro gótico Poe.
El abogado es interpretado por Daniel Radcliffe, que a pesar de no lograr desprenderse por completo de la imagen de Harry Potter sale bien parado, acotando su actuación a pequeños gestos, intentando no desentonar con el film. Se lo ve consciente de que todos aguardaban el paso post Potter. Y aunque no destaca, termina transmitiendo un espíritu tan sombrío como el relato.
El viaje al pueblo, con pasos de un siniestro peregrinar, es fantástico. Tanto la recepción por parte de los habitantes, la aspereza climática y principalmente, el viaje a la mansión/isla (el camino se cubre de agua por las mareas) es fundamental. Nos permite hundirnos en la historia junto al personaje interpretado por Radcliffe. Una gran introducción para presentar a la famosa Dama de Negro. El posterior encuentro entre el abogado y la dama, maldición del pueblo, traerá consecuencias nefastas. Los hijos, los inocentes, serán aquellos que sufran las consecuencias.
La lograda puesta en escena es determinante, es tan opresora que permite el crecimiento de la tensión a niveles insoportables. Cuando Radcliffe pasa la noche en la mansión es el ejemplo más claro. El film nunca decae y las dosis de terror estan balancedas con el desarrollo de los personajes. La resolución, otro acierto, crea sentimientos encontrados.
James Watkins, director de la muy buena Eden Lake, entrega otra sólida película de horror, habrá que seguirlo de cerca.