La Mona Lisa de Austria
Con dos héroes tan improbables como sus resultados, esta película narra la historia real de Maria Altman, una mujer de origen judío despojada de todo durante la incorporación de Austria a la Alemania nazi.
Sabemos que Hollywood se especializa en contar historias biográficas de manera heroica, americanizada y llevada a tonos a veces ridículos. Al menos para el espectador experimentado en este tipo de dramas. Pero en “La Dama de Oro” son pocos los clichés y muchos los aciertos. Aunque ya conozcamos lo crudo de la historia, aunque preveamos el final o ya lo sepamos por tratarse de hechos reales, la película nos atrapa y las actuaciones conmueven.
Helen Mirren está impresionante como la protagonista, prácticamente irreconocible y perfectamente sintonizada con su versión joven: Tatiana Maslany. Con una serie de flashbacks que nos remontan al pasado de Maria Altmann en oportunos momentos de la trama, vamos conociendo sobre su historia, su familia y sus motivaciones. Lo que ella actualmente busca es recuperar el famoso cuadro de Klimt que ilustra a su tía Adele y le pertenece legítimamente. Esto supone una verdadera odisea por tratarse de un ícono considerado reliquia nacional por sus compatriotas. La persistencia y determinación de los protagonistas se pondrá de manifiesto con el objetivo de encontrar lo que la búsqueda de María realmente implica: justicia. O al menos una versión de ella, en la que su antigua comunidad deba admitir que acogió al régimen nazista.
En este sentido, el guión se maneja con mucha delicadeza sobre la responsabilidad de cada Nación , y hasta desliza notas de sutil humor sobre las implicancias de contar una historia así en una película con perspectiva americana. Hay incluso una referencia que da la clave para entender el tono de esta ópera: En un guiño que reivindica un mito reforzado en cientos de películas hollywoodenses, “La Dama de Oro” nombra a Argentina, no como refugios de criminales nazis y cómplice de los horrores, sino como un ejemplo que sienta precendente en la lucha de Maria.
Con escenas de suspenso muy bien logradas, la película mantiene un ritmo excelente y francamente difícil de lograr con una historia de estas características. Sostenido por las actuaciones de grandes figuras que desfilan por pantalla junto a los protagonistas: Daniel Bruhl, Charles Dance, Jonathan Pryce y Katie Holmes son de la partida. Ryan Reynolds destaca junto a Mirren en el papel de un abogado dispuesto a todo por recuperar parte de su pasado familiar y herencia cultural, una vez que su relación con Austria y el destino de Maria toquen una fibra sensible en él.
Hay historias que no pueden ser contadas si resultan demasiado inverosímiles, ese es el problema con la ficción. Pero cuando la realidad la supera, le da un asidero firme del cual sostenerse para narrar con gracia y credibilidad, saliendo victoriosa como esta película.