Emocionante operación para restituír lo que es propio
Helen Mirren encarna a la descendiente de una familia vienesa embarcada en la lucha por recuperar una valiosa obra de arte robada por los nazis. Ryan Reynolds se suma como el abogado en esta historia real que mantiene la intriga y la emoción.
El tema de las obras de arte robadas en tiempos de guerra dio origen a Operación Monumento, la película que en su momento pasó sin pena ni gloria y protagonizó George Clooney, y ahora el tema es abordado nuevamente pero de manera biográfica por el realizador Simon Curtis, el mismo que filmó Mi semana con Marilyn.
La actriz ideal para encarnar a María Altmann, la descendiente de la familia vienesa Bloch-Bauer, no es otra que la siempre convincente Helen Mirren, una judía que mantiene su negocio de ropa femenina en Estados Unidos y huyó de Viena durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El abogado Randy Schoenberg - Ryan Reynolds, que bien le sientan los papeles de este tipo - trabaja para un poderoso buffet de abogados con el enigmático Charles Dance a la cabeza. Mientras mantiene en alto el nombre de su abuelo, el célebre compositor, se dispone a ayudar a María, a quien los nazis le robaron el "Retrato de Adele" del pintor Gustav Klimt, que pertenecía a su familia.
El relato, basado en una historia real, está narrado entre un presente ambientado en 1998 en Los Angeles y un pasado al que la protagonista vuelve para mostrarle al espectador las persecuciones que sufrió el pueblo judío en manos de los nazis, las injusticias a las que los sometieron y al robo de la obra de arte que se mantuvo colgada en las paredes del Museo Belvedere de la capital austríaca hasta 2006.
El film expone con astucia historias que se entrelazan y que impulsan un presente en el que entran en juego una despiadada lucha entre abogados especialistas en temas de expropiaciones ilegítimas, una jueza y el arribo del sonante caso a la mismísima Corte Suprema.
A los buenos trabajos de la dupla protagónica, se suma el personaje de Daniel Brul, que colabora para que todo llegue a buen puerto. La anciana que extraña a su familia y tiene una vida sin sobresaltos asume el extenso camino, lleno de obstáculos, para que aquello que considera suyo sea restituído en una contienda judicial que podría haber llegado a convertirse en una suerte de guerra diplomática entre países.
La dama de oro pinta una época a la vez que mantiene la intriga de un pasado que vuelve con fuerza para modificar el presente, emocionando al espectador.