Con la soberbia actuación de Helen Mirren que a sus 69 años ya es dueña de: el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores.
Basada en hechos reales. El film gira en torno a María Altmann (interpretada con excelencia por Helen Mirren) una sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial y cuyo ser interior se moviliza cuando muere su hermana en 1998. Ella vivió en Los Ángeles hasta su fallecimiento en febrero de 2011, conocida porque reclamó al Gobierno de Austria cinco pinturas de propiedad familiar del artista Gustav Klimt robada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
El director Simón Curtis (“Mi semana con Marilyn”) se encarga de mostrar como esta mujer luchó para recuperar parte de su patrimonio. Vivía cómodamente en Estados Unidos lugar donde se refugió de los nazis como tantas personas. Para esto María Altmann contrata a un joven abogado austriaco sin experiencia llamado Randol Schoenberg (Ryan Reynolds) hijo de una amiga y además nieto del prestigioso músico Arnold Schoenberg. Él se encargara de todos los trámites legales ya que ella no quiere viajar a Austria porque no desea encontrarse con su pasado.
Pero finalmente por diversas razones debe viajar y una vez allí la invaden los recuerdos. A través del flashback nos aclara los distintos momentos vividos por la protagonista, resulta muy interesante la reconstrucción de época. En cada lugar vivió situaciones felices, triste, con un impecable desarrollo y muestra finalmente como pudo escapar con su esposo dejando a toda su familia y echar raíces en otras tierras en un destierro obligado.
El film una vez más habla de la apropiación de las obras de arte. Aquí el estado austriaco no quiere entregar el cuadro donde se encuentra el rostro de su tía Adele Bloch-Bauer pintado a comienzos del siglo pasado por Gustav Klimt, considerado como si fuera la Mona Lisa. Entre otros temas abre un estupendo debate sobre la política, la usurpación, las pertenencias y el patrimonio de una nación.
Contiene interesantes diálogos entre Altmann (una vez más la actuación de Mirren es excelente, su interpretación impecable, no se parece a ninguna otra), Schoenberg quien también es judío (Ryan Reynolds, correcto) y Czernin (Daniel Brühl interpreta a un periodista austríaco, se luce). Momentos atrapantes, situaciones dramáticas y toques de humor, filmada como los dioses, una película histórica y bellísima.