Cuatro personas: padre, madre, dos hijos. Después sabremos que el de la mala maniobra es un médico patólogo, un profesional muy serio, solidario, pero que no ha renovado el seguro del auto. Después también sabremos algo más sobre los de la moto. Esa noche cada uno empieza a sellar su destino. Y días después habrá una víctima inocente. Así empieza este drama moral relacionado con los cargos de conciencia, un drama muy bien elaborado, intenso, de amplia lectura, y muy bien interpretado, cuyo título original bien puede traducirse como “Sin fecha. Sin firma” (algo más fuerte que el título con que aquí se estrena). Sucede en Irán, pero es un asunto universal. Incluso podría suceder acá. Tal vez el espectador no entienda algunos gestos, pero la emoción igual va a penetrarlo. Otra cosa es si no entiende por qué alguien se siente responsable de una muerte aunque las circunstancias lo disculpen. Autor, Vahid Jalilband, en la línea de Ashgar Farhadi, pero con vuelo propio. Esta es su segunda película, y habrá que prestarle atención. También para descubrir, un actor muy versátil, de apellido difícil, Navid Mohammadzahed, insoportable de bueno en la escena donde, como padre de familia, se le mezclan la angustia y la bronca consigo mismo, con otra persona y con eso que está arriba suyo, indiferente. Premios en Venecia al Mejor Director y Mejor Actor.