La segunda y premiada película del director iraní Vahid Jalilvand se ubica en la línea de recordadas producciones provenientes de ese país como "El viajante" y "Una separación", ambas de Asghar Farhadi, en las cuales son centrales temas como la culpa, el deber y la responsabilidad por el otro. "La decisión", galardonada en la sección Horizonte del Festival de Venecia, está encabezada por Kaveh Nariman, un personaje con una alto grado de compromiso por su trabajo como médico legal.
Una noche, mientras regresa a su casa en su coche, tiene un accidente y se detiene para comprobar si le había provocado algún daño al conductor de la moto que acaba de atropellar y que viajaba con su esposa e hijos. A partir de allí el guión comienza a desplegarse en una serie de decisiones dramáticas que ponen en crisis y cuestionan el comportamiento y las buenas intenciones de los personajes.
De forma pausada y sin golpes bajos, el director interpela e incomoda al espectador con sus preguntas sin respuesta sobre moral, solidaridad y otros valores arraigados, y deja que los personajes se transformen en un recordatorio de que la voluntad, la pasión o la racionalidad no siempre generan las acciones correctas. Y lo hace con un filme técnicamente correcto, con una fotografía y un diseño de arte cuidado y las actuaciones de un elenco de buenos actores.