QUE HABLE LA MÚSICA
Para La del Chango, el director Milton Rodríguez toma la figura del Chango Farías Gómez, poniendo lo que realmente importa en primer plano con notable claridad: la música. Lo hace desde un documental que a pesar de una estructura con recursos clásicos y recurrentes se focaliza en acercar la música desde un perfil que por momentos se podría considerar didáctico. Allí reside uno de los puntos altos del documental sobre la figura del folklore fallecida en el 2011: los testimonios ilustran sobre la obra del Chango desde la maraña de géneros y subgéneros con los que fue conformando su sonido, profundizando en los rasgos que definen ese sonido.
Precisamente, decir que es la música la que habla de la figura del Chango no es casual, su imagen aparece rara vez entre el material de archivo con el que se construye la película. Mucho más frecuente es el uso de la voz en off, que es particularmente resonante tanto en la introducción como en el epílogo del film, definiendo tanto al folklore como su filosofía a la hora de componer música. La claridad de las palabras y el concepto que ilustra realzan el valor de la ópera prima de Rodríguez, al permitirnos adentrarnos en la razón por la cual su perfil es vanguardista, incorporando instrumentos, ritmos y melodías extraños al folklore que se tenía por tradicional y apostando a una renovación que atraviesa décadas signadas también por los procesos históricos que, entre otras cosas, lo llevaron al exilio. Por otro lado, su historia aparece reforzada por los testimonios de figuras del folklore, siendo las palabras de Jaime Torres, Rubén “Mono” Izaurralde, Peteco Carabajal y Antonio Tarrago Ros las que enriquecen mejor las aristas del protagonista que describen. Teniendo en cuenta la ausencia de su imagen en gran parte del archivo visual que se utiliza, es mérito del documental que una vez finalizado el relato lo tengamos tan claro.
Otro mérito que mencionábamos es el perfil didáctico que por momentos tiene el documental: no se habla crípticamente de tiempos, ritmos o géneros sin que la idea se refuerce con la música, hay multitud de ejemplos de esto pero el más notable es la secuencia donde letras en una pantalla negra nos piden que cerremos los ojos y escuchemos El pajarillo. Esto viene a cuenta de cómo se explicaban las influencias de la música española en la composición de la que esencialmente es también una cueca. Quienes nos aproximemos a la música sin tanto conocimientos de cuestiones técnicas agradeceremos este detalle que indudablemente nos aproxima a las virtudes del Chango.
Un tanto esquemático desde su propuesta y quizá algo extenso, pero con testimonios de una indudable riqueza y rasgos de originalidad en la forma en que está encarado, La del Chango muestra a un director promisorio con ideas claras que dejan entrever un relato cohesivo.