La suerte del feo
La novela La Délicatesse fue publicada en Francia en 2011 con un éxito enorme: 700.000 ejemplares vendidos hablan a las claras de un boom editorial pocas veces visto en el mundillo literario. David Foenkinos, el autor del libro, tenía alguna experiencia en el campo audiovisual junto a su hermano Stéphane por haber realizado el cortometraje Une histoire de pieds (2006). Dada la popularidad de la obra muy pronto se le dio luz verde para la infaltable adaptación cinematográfica con la que los hermanos terminaron por concretar su ópera prima al compartir la dirección del filme. Por desgracia la lectura de la novela probablemente sea un requisito fundamental para una comprensión cabal del personaje principal, la joven animada por Audrey Tautou. Con esto quiero decir que hay algo en la historia que no funciona, que no cierra, al extraer la base del libro y trasladarla a la pantalla grande. La Delicadeza es una comedia romántica rarísima, casi hecha a contrapelo del género y con más elementos para criticar que para ensalzar. Y es realmente difícil imaginar que exista un público que la vaya a saber apreciar.
En el primer acto de La Delicadeza nos presentan a la feliz pareja integrada por Nathalie (Tautou) y François (Pio Marmaï). Sus sueños y esperanzas quedan truncas al morir el hombre en un accidente de tránsito absurdo. Devastada por la pérdida, Nathalie se concentra en su trabajo -una empresa de origen sueco- y con el tiempo logra acceder a una posición de jerarquía. Pero en lo personal se vuelve distante, muy fría en el trato con sus compañeros y familiares. Hasta que aparece en escena un subalterno, el sueco Markus Lundl (François Damiens, uno de los protagonistas de la desopilante Rompecorazones), que al ser convocado a la oficina de la chica es recibido insólitamente, sin previo aviso, con un beso en la boca. Y aquí empiezan los problemas de la película. Esta situación desencadenante carece por completo de sentido. No se entiende a qué obedece semejante impulso, no está argumentado ni justificado desde el guión. Por otra parte tampoco es lógico que al volver a confrontarla ella no recuerde lo acontecido y por un buen rato incluso lo niegue. En el libro de Foenkinos quizás esto esté mejor desarrollado. En el filme sencillamente es algo inverosímil que impide engancharse con la historia. El “romance” extremadamente light que se da entre Nathalie y Markus bien avanzado el segundo acto degenera en un conflicto sobre la fealdad de él que no está mal pensado, pero no es suficiente para compensar las fallas de un libreto que se extiende mucho más de lo debido hasta llegar a un desenlace literario/metafórico francamente impresentable.
La Delicadeza es una comedia romántica apta, quizás, para esos espectadores inconformistas que no gustan de los típicos exponentes del género. Es muy propio de los franceses este tipo de búsqueda pretenciosa. Pese a algunos pasajes graciosos el debut de los hermanos Foenkinos sólo puede ser categorizado como una propuesta “difícil”. Por la época del año en que se estrena en la Argentina es evidente que la distribuidora no sabía muy bien qué hacer con la película ni cómo venderla exceptuando la presencia de la siempre llamativa Audrey Tautou. Claro que la encantadora Amelie no podría estar más en las antípodas que esta rebuscada Delicadeza…