Lo más cercano a la delicadeza en cuestión en este filme es la belleza y solvencia interpretativa de Audrey Tautou.
La delicadeza es una comedia dramática que se centra en el universo de Nathalie (Audrey Tautou), una joven que se enamora y vive un intenso idilio con su marido hasta que este fallece y ella deba superar el duelo y rearmar su vida centrándose en su trabajo.
Lo más cercano a la delicadeza en cuestión en este filme es la belleza y solvencia interpretativa de Tautou, que debe llevar el peso del relato a lo largo de todo el filme. Ya en la segunda mitad de la película empieza a tomar fuerza otro personaje, el de Markus (François Damiens), un empleado a cargo de Nathalie que se enamora de ella sin creer nunca que ese romance pudiera concretarse.
Si bien la película está llena de lugares comunes, ese no es su peor defecto. El problema de la ópera prima de los hermanos Foenkinos es que este trabajo zigzagueante desde lo formal y narrativo nunca encuentra una fluidez natural. El relato hace de la elipsis su principal recurso para evitar profundizar demasiado sobre lo que le pasa a los personajes o de qué manera enfrentan aquello que les sucede. Por momentos son erráticas las decisiones estéticas referidas a la utilización de la banda sonora; y el videoclip pop que resume el amor y casamiento de Nathalie y François es francamente desafortunado.
Lo que permite que La delicadeza sea un filme que, por momentos, se pueda disfrutar es su excelente dirección de actores. SI bien hay que destacar especialmente la labor de Audrey Tautou, François Damiens y Bruno Todeschini, en el rol de jefe, todos los secundarios consiguen hacer un trabajo igualmente efectivo y logran dar cierta frescura a la historia.