La princesa y el sapo
En esta oportunidad, Audrey Tautou interpreta a Nathalie, una joven recién casada que pierde trágicamente a su esposo. Lo que había comenzado como una hermosa historia de amor adornada con puestas coloridas y musicales, el film cambia para darle un entorno más frío y gris.
Después de tres años de duelo y avocada a su empleo, Nathalie besa sorpresivamente a Markus, un asistente de su misma compañía que poca suerte ha tenido con las mujeres. Y desde este momento, la película cobra nuevamente el ritmo aportado por este personaje robusto, pelado y de aspecto desprolijo que admira la nuca de su amada pero poco tiene en común con la viuda, caracterizado por el actor Francois Damiens. Nathalie, de movimientos suaves, indumentaria sutil y voz dulce, lentamente comienza a relajarse. Sus gestos se vuelven más suaves, su pelo ahora acompaña los movimientos de su cabeza y París se convierte en el paisaje más romántico para los primeros suspiros de una nueva historia de amor entre dos niños indefensos.
Quien quiera erradicar a Audrey Tautou de su personaje más conocido será imposible si ven La Delicadeza. Esta comedia dramática, pareciera que fuera la continuación de la vida adulta de Amélie.
Pero por más que sea viuda y con diez, quince años más, la actriz no puede despegarse de aquella jovencita de pelo corto que vivía momentos increíbles colmados de picardías. Como si los directores David y Stéphane Foenkinos hayan prolongado la vida de Amélie, ahora más madura y con tacones.