Esta comedia fresca a la vez que políticamente incorrecta es una opción recomendable. Se estrena mañana.
Hay varias razones que hacen de “La delicadeza” una atractiva comedia dramática. Entre ellas, podemos mencionar las excelentes actuaciones de Audrey Tautou -precisa y encantadora lejos de la veinteañera romántica de Amelie- y de François Damiens -que logra dar forma a un personaje tan vulnerable como querible-.
La potencia reside en la simpleza narrativa, en la manera de entrar en contacto con la tragedia sin caer en el dramatismo rimbombante o en lugares comunes, y de producir risa a partir de situaciones cotidianas.
“La delicadeza” quizás sin proponérselo toca fibras profundas en los espectadores y es así porque ésta es básicamente una película acerca de los sentimientos, sobre todo acerca de uno de los más sublimes: la entrega, sin la cual el amor verdadero es imposible.
A pesar de ser una película esperanzadora no por ello deja de introducirse en temas algo oscuros generalmente evitados por las comedias; así bucea, aunque no en profundidad, en la relación amor-odio entre amigas -sobre todo en la envidia producida por la felicidad de un ser querido-, en el horror que provoca la pérdida irreparable, en el miedo paralizante al rechazo y en la belleza física como una garantía del éxito o fracaso en el amor.
En síntesis, esta comedia fresca a la vez que políticamente incorrecta es una opción recomendable.