Oh l’amour
Lejos de las estandarizadas comedia románticas norteamericanas, La delicadeza (La délicatesse, 2012) propone una historia sobre la posibilidad de volver a enamorarse, y todo lo que ello implica. Cuando en aquellas todo está dicho de antemano, aquí nada parece claro ni predestinado.
Nathalie (Audrey Tautou) es una joven treintañera que tras vivir la muerte de su amado esposo debe encontrar la manera de sobrevivir con el dolor y los recuerdos. Abocada a su vida laboral, de a poco empieza a salir de la tristeza. Pero la posibilidad de encontrar otro gran amor parece remota. A pesar de ello, Nathalie intenta salir con Markus (François Damiens), su compañero de trabajo, un joven sueco que difiere de cualquier hombre ideal de película y de quien además ella es jefa. Esta relación distinta a cualquiera estará llena de humor y ternura, pero también de vergüenza, temores e incertidumbres. Esta oportunidad que aparece para Nathalie la ayudará a comenzar una nueva vida.
Es cierto que La delicadeza podría encajar dentro de la denominada comedia romántica. Sin embargo, el estilo de este film francés dista mucho de los típicos films de esta clase, a los que más acostumbrados estamos. Lo romántico aquí se presenta más puro, más simple, más humano. Y lo cómico aparece por los sentimientos de los protagonistas, y no de manera forzada desde el argumento. Para marcar la diferencia, algunas partes de la película están contadas con recursos novedosos y eficaces, que se producen mayormente al comienzo. Luego el film retoma las formas narrativas más comunes, lo cual es una pena, porque la estética propuesta en el inicio marcaba un estilo interesante.
De todas formas, el film es muy elocuente, porque además de hablar sobre los sentimientos, propone el tema de los prejuicios en las relaciones. Esto está ligado al protagonista masculino quien está muy alejado del típico héroe romántico. Este tema parecería ser autorreferencial, pues las películas románticas casi siempre son protagonizadas por hombres y mujeres seductores o agradables para los espectadores. El film parece burlar entonces estos clásicos y absurdos clichés y transmite mayor sinceridad en el abordaje de las relaciones amorosas.
Con este ingenioso propósito de salirse de los límites más transitados y elegir un sendero más auténtico, la película de David y Stéphane Foenkinos, permite conocer nuevas miradas sobre algunos temas que a veces están desgastados.