La última oportunidad
José (Carlos Issa) es un hombre que, a los cuarente años, se encuentra en el umbral de la madurez y sabe que hay cosas que deberá hacer ahora o ya no las podrá hacer jamás. Puesto ante la disyuntiva, arriesga la relación que mantiene con Andrea (Natalia Lobo), su mujer —que quiere tener un hijo con él—, y hasta su propia vida cuando decide contrariar los consejos de su médico y jugar todo su resto por su pasión futbolera. Con ese interesante punto de partida, el director Juan Manuel D’Emilio bucea en la vida de un hombre de pueblo que siempre trabajó como empleado y que, entre sus escasos logros personales se cuenta haber sido el goleador de un club de su pueblo en los campeonatos de la liga regional. El ex jugador aún siente que puede lograr algo más en el deporte que le dio algunos resplandores de celebridad en la sociedad en la que vive y no quiere perder la última ocasión que el Destino le pone por delante. La realización personal se presenta entonces como un objetivo que supera la instintiva necesidad de prolongar la vida en el tiempo. Incluso también arriesga el amor por una pasión que arrastra a buena parte de los argentinos: el fútbol. Una buena película que remarca una de las aristas de la identidad argentina y destaca la resolución de un hombre que ansía trascender y se enfrenta a una encrucijada que le plantea la vida.