Hermosos perdedores
Hay películas amables.
La despedida es, además, cálida, entrañable, íntima, noble, sencilla, como una buena amistad. ¿Cómo no sentir cariño por sus personajes? Hablamos de tres antihéroes del fútbol del último escalafón del Ascenso (término que oculta la esencia de ese mundo, más que revelarla). Uno (Carlos Issa) recibió malas noticias de su cardiólogo y está obsesionado con jugar su último partido, a 300 km. Los otros (Héctor Díaz y Fernando “El Rifle” Pandolfi, ex jugador de Vélez y Boca, grata revelación actoral) creen que tiene una lesión en la rodilla. Su esposa (Natalia Lobo) ignora casi todo, aunque irá presintiéndolo en el camino, cuando el filme funciona como una road movie .
Más problemas: los tres amigos, cuarentones que fuman y toman alcohol, hacen banco y el técnico (llamado Caruso) se empeña en no ponerlos.
La despedida , que combina humor (efectivo) y drama, tiene una construcción de filme independiente, de autor, y algunas búsquedas -interesantes- cercanas a un cine más masivo.
La empatía con el personaje de Issa, que además de futbolista amateur es un rutinario empleado público, resulta inevitable. Más, cuando sale del vestuario al modo de héroe de película deportiva estadounidense, pero bajo una lluvia de basura que le tiran los pocos hinchas locales. Con puestas en escena simples, predomina el tono agridulce. Y la gran música de Christian Basso.