Gustavo Fontán, coguionista y director, dice, acerca de las motivaciones que lo llevaron a rodar este filme, producido por Lita Stantic y El Deseo: “Durante muchos meses me hice muchas preguntas sobre la ternura en el mundo, sobre las formas de vincularnos con los otros. Hay algo que me impacta: el modo como se dan las transacciones entre los humanos en un mundo que propone la alienación. Mónica debe dinero, no es mucho, algo así como un sueldo mínimo. Pero para ella y sus seres cercanos, es mucho. El derrotero de Mónica, si bien está sustentado en la necesidad de conseguir dinero, pone en evidencia vínculos, aun cercanos, que se constituyen como transacción. La sensación que tuve y que tengo, y que espero le dé sustento emocional a la película, es que todos, de algún modo, en este mundo en que vivimos, cada día nos vamos quedando un poco más solos”.
Sobre esa premisa, el director se dispone a construir el relato de La deuda, que describe como “su película más narrativa”. La película comienza con el planteo del conflicto que se resume en la primera escena: Mónica tiene que reponer un dinero que se llevó de su oficina; no es la primera vez que esto sucede y su compañero de trabajo no está dispuesto a cubrirla más allá del plazo perentorio de la primera hora del día siguiente. A partir de ahí, se desenvuelve el nudo de la trama que consiste en seguir a la protagonista en un periplo laberíntico entre el conurbano y el centro, con la misión de reunir la suma, pero el ritmo narrativo se hace lento, detenido en esperas y largas tomas que documentan minuciosamente los detalles de lo que Mónica ve por la ventanilla de los vehículos que la llevan en esta interminable procesión nocturna. Belén Blanco, la protagonista excluyente, intenta dotar a su personaje de verdad y logra transmitir cierta sensación de vacío existencial y tristeza que se apoderan de Mónica durante todo el filme. En general las actuaciones del resto del elenco adoptan un tono monocorde y con pocos matices, con la bienvenida excepción de Leonor Manso, que tiene una intervención corta pero efectiva cerca del desenlace. La película parece iluminarse con las primeras luces del día pero el final abierto e interesante no logra redimir un relato que resulta oscuro y moroso.