La deuda a la que alude el título de la nueva película de Gustavo Fontán es la que tiene Mónica (Belén Blanco) por no haber pagado una cuenta de un cliente de la oficina en la que trabaja. El dinero que usó para cuestiones personales no es demasiado (15.000 pesos), pero suficiente como para generar un conflicto con el compañero que la descubre (Walter Jacob) y probablemente con sus jefes. “Mañana lo resuelvo”, asegura.
Mónica no está pasando precisamente por un buen momento personal en lo económico, pero tampoco en lo afectivo, con relaciones tirantes tanto con su hermana Laura (Andrea Garrote) como con su parejas actuales y pasadas (Marcelo Subiotto, Edgardo Castro). Angustiada, simbolizando un malestar social que la excede pero de la que es un claro exponente, nuestra antiheroína inicia un viaje de 14 horas a lo profundo de la noche y del conurbano bonaerense en busca de dinero, sexo efímero y encuentros casuales en un bingo con ruido de máquinas tragamonedas de fondo.
La deuda tiene un envoltorio de thriller psicológico, pero Fontán (quien se ha dedicado en su carrera más al cine experimental que al narrativo) decide escamotear los elementos más ligados al cine de género para construir una película bressoniana que resulta siempre enigmática y por momentos subyuga con sus climas sórdidos (notable trabajo del DF Diego Poleri), en su exploración de la dolorosa intimidad y las extrañas motivaciones de una mujer en crisis, sin contención y sin rumbo en un mundo cínico donde sobra alienación y falta ternura.