Luego de trabajar como montajista en distintas producciones de Pablo Trapero, Mariano Llinás y Juan Villegas; Santiago Esteves presenta su primer trabajo como director con “La Educación del Rey”, donde se ve la influencia de los realizadores con quienes ya trabajó, especialmente de Trapero. Para ser una ópera prima, el film está muy bien realizado y nos deja la convicción de que hay esperanza en el futuro del cine argentino y que Esteves seguro será un gran protagonista de este devenir y tendremos que estar atentos a sus próximos trabajos.
Con un formato clásico del camino del héroe y un estilo que podríamos enmarcar dentro de los relatos de policial negro, la película nos relata una historia de iniciación y formación de un personaje muy interesante dentro del campo del delito o que se escapa de éste.
En el film asistimos a la historia de Reynaldo (Rey), un chico que llega a la ciudad de Mendoza buscando trabajo y se encuentra con su hermano y un amigo de éste, el “Momia”, quienes se ganan la vida con robos planeados por el segundo con la complicidad de miembros de la policía. En el primer día, nuestro protagonista intenta realizar un robo con ellos, pero suena la alarma y, mientras sus cómplices son arrestados, él escapa saltando los tejados de la ciudad y cae en una casa de familia, rompiendo el vivero de ésta. El jefe de esta familia es Carlos Vargas, un guardia de seguridad retirado, de quien su oscuro pasado y presente se mantiene con intriga durante toda la narración. Él le propone un pacto a Rey que consiste en que el adolescente vivirá en la casa y la familia no alertará de su presencia a las autoridades siempre y cuando arregle lo que rompió. A partir de aquí se da entre ambos una relación cuasi parental, donde Carlos opera como un mentor sobre el adolescente, dándole enseñanzas muy importantes tanto para su vida como para las circunstancias que atravesará en la historia. En segundo plano, entra en cuestión la historia posterior al arresto que se da entre el Momia y la policía, involucrando a nuestro protagonista en ésta, que nos refleja de gran manera cómo un sector de la policía opera cual mafia utilizando a jóvenes que no tienen otra salida para que realicen actos delictivos haciéndoles generar un ingreso extra a ellos.
El punto más fuerte del largometraje está en el guion, que avanza con momentos de mucha tensión y apelando a giros en la trama que dejan al espectador boquiabiertos, como otros elementos artísticos del cine que acompañan de gran manera a la historia. La dirección de arte está llevada de una forma muy hábil que nos mantiene en el clima requerido por el relato constantemente. Localizada en Mendoza, con un paisaje montañoso, la fotografía adapta sus tonos dándole una mayor o menor oscuridad a las imágenes, acorde a la narrativa. De este mismo modo opera la banda sonora, que se mantiene por lo general en el mismo nivel y no llega nunca a darnos la sensación de que está fuera de lugar o que la música está siendo forzada dentro de una situación.
Es muy destacable cómo está compuesto el reparto, ya que el protagonista está representado por un actor que es prácticamente desconocido, siendo ésta su primera aparición en la gran pantalla, Matías Encinas. Su mentor está encarnado por el ya reconocido Germán De Silva (“Relatos Salvajes”) y aunque tiene una aparición momentánea como secundario, Esteban Lamothe.
Para concluir, “La Educación del Rey” es una gran primera película para un joven director que está en el comienzo de su carrera que seguro dará mucho de que hablar. Aquí con un estilo muy marcado somos testigos de la fascinante relación entre el protagonista, Rey, y su mentor, pasando por diversos ejes que nos muestran una realidad de nuestro país que debería ser más debatida y cuestionada.