La educación en movimiento parte con la intención de problematizar el sentido de la educación analizando a quiénes se dirige y de qué manera se articulan los lineamientos pedagógicos con el entorno. El problema con el film de Malena Noguer y Martín Ferrari es que transmite la sensación de que las conclusiones estaban escritas mucho antes de empezar el rodaje, convirtiéndose así en un clásico documental de tesis.
El film pone su cámara al servicio del retrato de modelos educativos latinoamericanos opuestos al tradicional, todos creados –o al menos desarrollados- durante los últimos 20 años. Los directores entrevistan a decenas de miembros de comunidades indígenas colombianas y pequeños pueblos brasileños que subsisten gracias a la agricultura a pequeña escala, además de alumnos de bachilleratos populares porteños y de una Escuela de Mujeres en Quito, entre otros, con la idea de indagar en las metodologías de enseñanza.
Deudor directo del formato televisivo, y con las cabezas parlantes como único método para volcar información, La educación en movimiento es un documental sincero aunque volcado al didactismo antes que a la reflexión. Uno con un recorrido que no ofrece matices y cuya búsqueda responde únicamente a la comprobación de una idea previamente armada. Un documental por momentos interesante aunque fallido.