Se estrena La educación en movimiento, ópera prima de Malena Noguer y Martín Ferrari, que exhibe el funcionamiento de escuelas alternativas dentro de los movimientos sociales latinoamericanos. Una aproximación a una educación focalizada en la ecología, la protección del territorio y una política anticapitalista.
El hombre es hombre y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación
Paulo Freire
Noguer y Ferrari, educadores y activistas, debutan en el cine documental con esta propuesta en la que recorren varias escuelas y partidos de Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador y Argentina. El objetivo es exhibir la forma en la que los movimientos sociales intentan crear una mirada educativa que se opone a la educación formal y que incorpora el cuidado de la tierra, los cultivos y la defensa ante la invasión de corporaciones y mineras en zonas rurales.
Los directores eligen representantes de las diversas comunidades, varios de ellos líderes de agrupaciones. En otros casos personas que se fueron acercando, por curiosidad y necesidad, a organizaciones que defienden los derechos de poblaciones originarias o movimientos feministas que le otorgan oportunidad de tener voz y ayudar a personas que fueron discriminadas toda su vida. Gracias a estas escuelas pueden expresarse y educarse sin miedo.
La educación en movimiento no intenta denunciar aquello que resulta obvio, que es el avance de empresas que pretenden comprar tierras y llevarse comunidades enteras por delante, sino más bien exhibir de qué forma se inculca a los miembros de las mismas los mecanismos por los cuales pueden acceder a una economía autosuficiente, alternativa a los regímenes capitalistas.
Cuando la primera persona -el personaje que acerca al espectador a dichas instituciones comunitarias, en su mayoría cooperativas- toma la voz del relato, se genera mayor empatía y profundidad en el discurso. Ya no se trata solamente de información didáctica sino que toma un cariz más íntimo y humano.
Durante la primera mitad del film Noguer y Ferrari se limitan a exponer casos bastante parecidos en Brasil, Bolivia, Colombia y Argentina (Santiago del Estero). Recién cuando se muestra el caso de la Escuela de la Mujer, en Ecuador, el documental cambia la óptica y se desvía del discurso político que está al límite de convertirse en cine panfletario.
En la segunda mitad del film hay mayor variedad de personajes y el documental crece en su concepción. La propuesta de los realizadores -que con buen criterio se mantienen al margen de la cámara- es también pregonar la reflexión sobre la inclusión social y reflejar la lucha, siempre a través de los movimientos, contra los femicidios, la homofobia y el patriarcado.
El concepto es la concientización de que el sistema no puede dictaminar cómo debe organizarse económica o políticamente un pueblo, sino que cada comunidad debe administrar su propia producción y defenderse de la usurpación de empresas extranjeras, generalmente aliadas a los gobiernos.
Los directores deciden manifestar directamente la importancia de crear una idea educativa en constante cambio, de acuerdo a la forma en la que el pensamiento y conciencia social se va ampliando. Y que esta educación “en movimiento” es el resultado de la lucha de todo un continente que forma “la patria grande”.
Noguer y Ferrari no apelan a imágenes sentimentales sino al optimismo de un futuro mejor. Con una puesta cuidada, música autóctona y notables planos cenitales que exhiben la inmensidad de cada territorio con prolijidad cinematográfica, La educación en movimiento es un documental ameno, accesible y que abre la puerta al diálogo y la discusión acerca de un sistema educativo alternativo y necesario, acorde al siglo XXI.