Brooklyn Story
Con excepción de Charlie Kaufman, no hay muchos guionistas lo que se dice “consistentes” en materia de estilo y calidad. Incluso los mejores y más exitosos producen fiascos a raíz de encontrarse en la nómina de los mejores postores de Hollywood.
Por qué no sumamos a Dennis Lehane al club de una vez por todas. ¿Se han fijado en su currículo? Es el novelista detrás de Río místico (Mystic River, 2003), Desapareció una noche (Gone Baby Gone, 2007) y La isla siniestra (Shutter Island, 2010), trabajó de guionista en The Wire y Boardwalk Empire (además de producir) y ahora se acredita La entrega (The Drop, 2014), basada en un cuento corto suyo..
Hay que empezar hablando de Lehane porque lo mejor de La entrega es el guión: un verdadero trabajo de relojero. La construcción de los personajes, su forma de hablar y chocar entre sí, el agudo ingenio de los diálogos, el hecho de que no hay una sola escena o pedazo de información de más son algunos de los indicios que dan cuenta del cuidado en la escritura del guión.
Ambientada en la barriada de Brooklyn, la historia se centra en Bob Saginowski (Tom Hardy), un barman de pocas luces pero con buen corazón y un temple de acero. Es leal a la mafia rusa, que utiliza el bar como uno de sus muchos puntos de entrega de dinero. El administrador del bar es Marv (James Gandolfini), huraño y resentido por cómo ha terminado sus días de crimen como un servidor de bajo nivel. “Cediste y no hay nada más que hacer,” le reitera Bob.
Dos incidentes catalizan un cambio radical en sus vidas. En el primero, Bob rescata a un malherido cachorro de un tacho de basura. El tacho pertenece a Nadia (Noomi Rapace) pero el perro pertenece a su ex novio Eric (Matthias Schoenaerts), de mirada desequilibrada. Eric vive extorsionando Nadia y ahora encuentra la oportunidad para extorsionar a Bob, so pena de terminar matar al can. De más está decir que hay tiempo para cortejar a Nadia, aunque sea tímidamente.
El segundo incidente lo enfrenta a dos ladrones enmascarados, que roban imbécilmente el bar una noche. Ahora la mafia quiere su dinero de vuelta, lo cual complica tanto a Bob como a Marv, quien tiene sus propios problemas de dinero en casa. Ésta es oficialmente la última aparición de James Gandolfini en el cine. Da una performance entrañable y típica suya, la de un tipo alegremente insincero cuya dignidad siempre se encuentra en peligro de verse ofendida. Tom Hardy es igual de bueno a su lado, contrastando las retorcidas “grandes expectativas” de James Gandolfini con una inmutable diligencia zen.
La entrega cuenta una historia sencilla, pero la forma en que la cuenta – cómica y sapiente – y el pequeño mundo de grandes personajes que construye son un placer de observar.