"Los duros también tienen corazón"
El último trabajo del exquisito James Gandolfini viene acompañado de uno de los mejores papeles que ofreció hasta la fecha ese actor multifacético y talentoso llamado Tom Hardy. “The Drop” es una película que, si te gustan los tragos amargos y te llevas bien con los grises, se convertirá en una de tus favoritas de este año.
Dennis Lehane (autor de oscuros policiales como “Desapareció una noche” y “Río místico”) expande aquí su idea del cuento “Animal Rescue” y consigue un libreto sencillo, atrapante y sobre todo emotivo que el realizador Michaël Roskam (la nominada al Oscar “Bullhead”) logra adaptar audazmente apoyándose en un reparto de lujo.
A los ya mencionados trabajos de Tom Hardy y James Gandolfini se le suman la siempre contundente Noomi Rapace (“Prometeo”) y los correctísimos Matthias Schoenaerts (“Metal y hueso”) y John Ortiz (“Miami Vice”). Todos juntos sostienen un policial que, fiel a los trabajos anteriores de Lehane, escapa de los lugares comunes del género y se caracteriza por mantener la tensión por las nubes con personajes grises y situaciones imprevisibles.
Con la mafia siempre merodeando por un bar ubicado en uno de los barrios de Brooklyn más fríos y desoladores (retratado de gran forma por la fotografía de Nicolas Karakatsanis), Roskam juega con el espectador ofreciéndole una serie de personajes que, por más humanos y sensibles que parezcan, esconden secretos de un pasado que los atormenta y los amenaza latentemente con devolverlos al infierno.
Precisamente ahí, en esa magnífica convergencia entre un pasado tormentoso y la búsqueda de un futuro esperanzador y cálido, es donde los personajes brillan, no solo por las interpretaciones de los actores que los personifican, sino también porque nuestros protagonistas parecen desnudarse frente al público buscando un perdón definitivo que los libere de una vez y les permita comenzar de nuevo con sus vidas.
Tan explícita resulta la alegoría que propone Lehane en “La entrega” (como así también en “Animal Rescue”) que es imposible no emocionarse con algunos momentos que parecen irrisorios para el género policial, pero que para esta película terminan siendo claves. Las visitas a la iglesia de Bob, su sobreprotector vínculo con su pequeño cachorro y la familia disfuncional de Marv sirven como justificativos anticipados de un modo de actuar inesperado en las distintas situaciones drásticas que deberán sortear.
Incluso el acertado final de “La entrega” termina siendo una pequeña caricia para los habituales consumidores de producciones de este estilo, quienes mal acostumbrados a consumir películas de calidad inferior u regular, se olvidaron que incluso hasta los más duros también tienen corazón.