Pasaron diez años desde que la productora Blue Sky debutó en el mundo de la animación con La era de hielo y las mejores cosas que brindaron desde entonces fueron historias originales como Horton y el país de los Quién (basada en el libro de Dr, Seuss y Río.
El resto (Robots y las secuelas de La era de hielo) le sirvió a los estudios Fox para facturar dinero pero no fueron títulos memorables.
La cuarta entrega de esta serie es un claro retrato de la mediocridad que se vive por estos días en Hollywood y que no sólo afecta al género de animación.
En la actualidad a los productores los sacás del campo de las continuaciones y las precuelas y no se les cae una idea.
La típica excusa que brinda el pensamiento mediocre, muy común en los medios de prensa, es “bueno, es sólo un dibujito animado para chicos” que es una manera de denigrar el arte de la animación.
Estrenos como este te inspiran a pedir a gritos el regreso de Don Bluth (Todos los perros van al cielo) que debería estar trabajando en el cine en lugar de producir videos juegos.
Desde el fracaso de Titán A. E en el 2000 lo desterraron de la industria.
Hollywood en la actualidad necesita a un maestro como Bluth para hacer películas decentes y creativas sin tener que depender del estreno anual de Pixar o Dreamworks (cuando les pinta la inspiración y hacen cosas grosas como Kung Fu Panda y Cómo entrenar a tu dragón).
Este vicio de las secuelas hoy está totalmente descontrolado en el cine de animación norteamericano y como al público no le molesta ver siempre lo mismo vamos a tener en el futuro más películas de este estilo.
La era de hielo 4 es un desperdicio descomunal de recursos técnicos al servicio de una historia que no da para más y personajes que están muy desgastados.
Visualmente el film es espectacular en lo que se refiere a la elaboración de los escenarios que son increíbles y el diseño de los personajes.
El pelaje de los animales, por ejemplo, es absolutamente realista y hay escenas de este film en las que los protagonistas no parecen dibujos animados.
Desde los aspectos visuales es interesante y tiene algunos momentos de acción muy bien elaborados.
Sin embargo, estas cualidades al no estar sostenidas por un buen argumento se terminan desaprovechando.
Blue Sky no le puede sacar más jugo a estos personajes porque ya dieron todo lo que tenían para ofrecer. Bastante que hicieron tres secuelas con una historia que en principio nunca necesitó una continuación.
¿Cuánto más van a estirar el chiste de la ardilla Scrath y la bellota?
Por eso defiendo a la serie de Tinkerbell de Disney, porque más allá de la faceta comercial y los productos que venden, todas las películas presentan siempre un concepto distinto y los personajes experimentan situaciones nuevas. Son producciones inocentes para los más chicos que están muy cuidadas. Las secuelas a veces pueden ser buenas cuando están bien hechas. La trilogía de Toy Story y Kung Fu Panda 2 son un claro ejemplo de ello.
Con las continuaciones de La era de hielo sumaron personajes pero los argumentos van siempre por el mismo rumbo y ya la serie no da para más.
El año que viene Blue Sky presentará algo nuevo con el estreno de El reino secreto, una historia basada en el libro de William Joyce, creador de la exitosa serie animada para niños Rolie Polie Olie. Crucemos los dedos para ver algo más creativo.